domingo, 14 de diciembre de 2008

El amor con Tristeza


Imágenes vuelan por mi cabeza a toda velocidad. Imágenes de besos, abrazos, gemidos, susurros, caricias, estallidos, escalofríos, caídas sobre cojines, sinalientos, miradas encendidas, miradas tranquilas, vaho de unos labios carnosos, lágrimas. Y me siento vacío. Mis manos se elevan intentando alcanzar mis pensamientos, sentirlos, atrapar los deseos. Y me hago pequeño; Algo insignificante que se arropa a si mismo en un rincón del lugar más escondido de un cuarto de 3 metros cuadrados que se expande hasta alcanzar el aislamiento del eterno infinito.

Unas manos fantasmas recogen mi cara; Los espectrales pulgares dibujan el recorrido de mis lágrimas a la inversa. Siento un beso frío en la frente y oigo un "te quiero" que proviene del mismo olvido. Tristeza se presenta siempre de la misma forma; Ella es así.

El amor con ella es un mar de sudor frío, una sensación helada que recorre todos mis sentidos hasta robar un poco más de mi tiempo de vida; Siempre me roba un pedazo de aliento estrangulándome con su tul blanco, lamiendo mis lágrimas y riendo suavemente en mi oído mientras hace tirabuzones con su nariz en mi pelo.

Deja tras de si una suave brisa ártica y la sensación que jamás se irá del todo.

Quiero un hijo de Tristeza. Le llamaré Odio.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Despertares


Desperté flotando en un lago. Todas las estrellas del universo posaban sus miradas sobre mi. No hacía frío, todo estaba en perfecta calma. Intenté moverme, no podía, estaba rendido al momento, al placer de una tranquilidad con la que jamás había soñado. Una pequeña corriente de agua helada recorrió mis mejillas, estaba llorando -¿Felicidad, tristeza?- No lo se. Todos mis sentidos empezaron a actuar como si nunca antes hubiese sentido nada; Estaba naciendo otra vez. Aspiré una gran bocanada de aire fresco y mis pulmones se expandieron levitando mi torso por encima del agua para volver a caer suavemente como una pluma. Mis dedos empezaron a juguetear con el agua con la curiosidad y diversión de un niño.

El mundo empezó a girar a mayor velocidad, como un travelling circular en una película, y la danza de las estrellas en el cielo formó un espiral de luz.

Desperté con el molesto dolor en los ojos que provoca una luz encendida sobre la cara. -¡Dios!- ¿Donde estoy?-. El despertar blanquecino me provocó un dolor de cabeza punzante e inmediato. Me incorporé sobre mis codos mirando alrededor. Un hospital. Un tío con bata y sonrisa asquerosamente de anuncio apareció delante de mi cara moviendo los labios. No podía oírle y el tío aún mantenía la sonrisa esa de los cojones. -Agua, tengo sed-. Todo me dolía y tenía la boca, no pastosa, arenisca, como si me hubiese bebido un desierto. El tipo me dio una palmada en la espalda, aún no podía oírle con nitidez pero supongo que debió soltar algo como -¿Cómo se encuentra?- y tal, lo típico ¿No?. Una enfermera me trajo un vaso de agua y con una dulce sonrisa logró que me incorporará del todo para tomar el vaso mientras mis ojos perseguían su escote.- Gracias- De nada-.

Sufrí un "terrible accidente" con el alcohol y pastillas y había pasado 3 años en coma. -¡¿Tres años en coma?! ¡Y una mierda!-. Yo recorrí el mundo esos tres años, tenía miles de recuerdos nitidísimos. Estuve en una isla desierta e hice un amigo al que llamé Viernes, di la vuelta al mundo en 80 días, viajé a la Luna, fui un gigante en una tierra extraña, salvé al mundo en muchísimas ocasiones. ¡Y una mierda en coma!

Estaban matando mi vida. Me dijeron que esas historias eran cuentos y novelas clásicas, incluso me trajeron libros de esas aventuras. Los días que pasé en aquella habitación acabaron por destruir mi vida. Todo había sido falso. Yo sólo era Yo, nadie. Al salir tampoco se me abrió un universo de oportunidades y aventuras. No recordaba a qué me dedicaba, no recordé mi casa al entrar, ni a mi familia, ni amigos. Nada. De noche sólo soñaba con el lago, la Luna, las estrellas, las sensaciones y el escote de la enfermera de mi despertar.

Ahora mismo estoy sentado en mi salón. Me he bebido una botella de whisky y hay un surtido de deliciosas pastillas frente a mi. Voy a volver a soñar, no, a vivir en mi lago, mi Luna, mis estrellas y, quien sabe, quizá me acompañe esa preciosa enfermera.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Un final


Ella está en silencio, sentada a mi lado, tranquila, cansada. Apenas dos centímetros nuestros hombros pero miles de kilómetros separaban nuestros corazones. Encerrado en un tubo de metal con alas junto a cien almas desconocidas. Odio volar, me asusta, me frena, me impide; Cada sacudida, cada mínimo movimiento me hunde en el pánico. El suelo desaparece, se me escapa de los pies e intento agarrarlo con mis manos. Ella reacciona en alguna ocasión, me mira, callada, sin expresión. Compromiso. No siente nada. Me mira porque cree que debe hacerlo por respeto a mi pero no siente nada.

Todo el tubo se vuelve frío. Me siento helado, solo y asustado. Estoy solo. Nadie puede compartir el miedo conmigo. Las almas alrededor se convierten en humo. Nubes de humo gris sin vida, sin conexión, sin movimiento, sin expresión. Nubes de humo gris y ella. Me ahogo en un único pensamiento. "Si muero aquí, muero solo. No hay nadie en aquí que me quiera. Moriría abandonado. Las nubes grises no me conocen y ella no me quiere. Solo". Quiero llorar, quiero gritar, quiero que me abrace, que coja mi mano, que me mire y ver en sus ojos amor.

Aterrizar es un infierno que pasa rápido. El aire vuelve a inundar mis pulmones y el espacio se expande a mi alrededor. Ya estoy a salvo.

Solo yo he sobrevivido. Ninguna de las almas vuelve a su estado natural, siguen siendo nubes de humo gris. Ella va vaporizándose mientras y frío beso se cuela por mi boca. Al abrir los ojos de nuevo ella se ha perdido entre el resto de nubes grises.

martes, 14 de octubre de 2008

Las manos en la caja


Curioso. Miro mis manos con sumo detalle; Miles de líneas que se cruzan, rebotan y se pierden por el abismo del incierto final de la palma. Nuestro destino tatuado. Al nacer, los niños tienen las manos arrugadas, millones de líneas indescifrables, un destino no marcado, un futuro por delante. Según pasan los años nuestro camino se va marcando en nuestras palmas. El código de barras de nuestras vidas que marca nuestras acciones pasadas y futuras, nuestros miedos e inseguridades, nuestras virtudes y nuestros pecados. Las huellas dactilares son una pantomima si podemos averiguar toda esa información con las palmas de las manos. Encontrar unas manos dentro de una caja, por muchas líneas que tengan dichas manos, no es suficiente para esclarecer, desgraciadamente, por qué.

Llegar a tu casa, destrozado por el trabajo, con unas ganas increíbles de coger una cerveza fría, lanzar los zapatos contra aquel estúpido cuadro de escena de casa y tumbarte en la butaca e hipnotizarte con el "sinsentidoalguno" que echen por TV y recibir la, siempre inoportuna llamada, de la central ordenando a tu sucio, miserable culo de funcionario del orden que se levante y tire cagando hostias para allá, eso ..., eso amigos, es todo un indicio de que va a ser una noche larga, dura e insufrible; Tal como a mi me gustan.

Tarde, tan tarde que la Luna roncaba y babeaba, ahí estaba yo. Mi mueca de asco inamovible, mi estómago con los papeles del divorcio en mano, frente a una caja mugrienta y apestosa de cartón mojado. Dentro unas manos amputadas y todo el asco que puede dar la visión de éstas, la sangre reseca ennegrecida y su putrefacto olor. Mis ojos escrutaron aquel "regalo de cumpleaños", aún adormilados, como buscando una nota; De alguna forma esperaba que el autor de tan polémica (nota mental: Dejar de leer el Readers Digest) obra firmase aquello. Nada. Claro que nada, si todos los asesinos, ladrones, etc dejasen una nota tras sus actos mi trabajo sería bastante sencillo. ¿No creen?.

Bueno, pues así estaban las cosas. Llamamos a todos los hospitales preguntando por tipos en la sala de espera sin manos, enviamos el regalito al laboratorio forense (Forenses, aquellos niños que de pequeños se arrancaban las costras con placer y se recreaban observándolas y hasta probando su sabor). Varón, treinta y tantos, raza blanca, fumador, se mordía las uñas, etc. Genial, eso sólo nos deja dos posibilidades entonces. No, es broma, eso nos deja con lo mismo que nada a mi entender.

Papeleo, broncas, cafés hasta provocar infartos, más papeleo y para casa. El fascinante mundo de resolver crímenes siempre es más fascinante en TV.

En el camino un neón azul y rosa llamó mi atención, función para la que se crearon. Un escaparate con una gran mano azul y un ojo rosa en el centro. Gebula, adivinadora, Tarot y chismes varios para espíritus de esos. "Lectura de manos". Era tarde, estaba cerrado pero algo me decía que por mucho sueño acumulado que tuviese además de ser un auténtico necio, aquello era mejor que nada y no perdería nada por echar un vistazo mañana. Soy un imbécil por pensar eso, ya lo se pero ...mi madre siempre decía que sería policía, un imbécil, gordo y un borracho como mi padre, si es verdad que se ha cumplido mi destino, que existe un destino, entonces ¿Por qué no intentarlo?

Fui el tonto de la comisaría durante meses y aún me acompaña en las risas de las anécdotas de mis compañeros en el Bar. Las manos estaban demasiado estropeadas y Gebula era una farsante. Me cayó encima una lluvia de capones impresionante, cientos de informes y demás trabajo de oficina. Mi historia con tantas posibilidades de sorprendente, de titular en todas las portadas, adaptación para un guión de Hollywood, etc, sólo es la mayor chorrada que se le pudo ocurrir a un policía cansado, con mucho sueño y muy tonto. El fallo debía de ser de Gebula porque mi madre acertó en todo.

martes, 16 de septiembre de 2008

La mirada del cordero degollado Pt. Ut.


-Ya nada puede hacerme daño- me digo a mi mismo mientras sostengo un horrible vaso de plástico lleno de ... parece whisky. No hay nada en esta vida que me impresione o me joda. Llega un punto en la vida de un policía en el que sólo cabe esperar la muerte; Toda una vida malgastada en lo más profundo de la crueldad humana, saber que todo el mundo es sospechoso de haber cometido algo horrible, sólo te deja morir durante tu turno o volverte completamente loco y empezar a disparar a todo imbécil que se ponga por delante y purgar este puto mundo de mierda. Si aún eres un honrado policía, un funcionario del orden que entiende la vitalidad de tu trabajo ¿Qué te queda? Nada, sólo esperar la muerte.

Miles de miradas vacías me persiguen. Cadáveres como corderos y pollos, ya no existen muertes humanas en mi mundo, sólo carne y sangre, los nombres son sólo una categoría dentro de la estúpida manía que obliga a los hombres a catalogarlo todo, ordenar el mundo, ser Dios. Y los ojos vidriosos me persiguen, me persiguen porque aún debo creer en mi trabajo supongo. Por mucha mierda que vea cada día, mi profundo deseo de dejar de verla, de limpiar las calles, de ayudar a los necesitados, de ofrecer esperanza para un mundo mejor me sensibiliza de esta macabra forma: Los ojos me persiguen.

No hay señal del carnicero, ya han pasado tres meses. Ninguna pista, ninguna muerte tan cruel, nada, nada, nada. Desde cierto punto de vista podemos estar tranquilos "El carnicero no ha vuelto a matar, que alivio, ya podemos salir sin temor". No. El único punto de vista es que ese hijo de puta sigue suelto y si le ha cogido el gustillo de matar, volverá. Pero claro, después de tanto tiempo ¿Dónde estás carnicero, por qué no sales de caza, no es el momento, no has podido y, y si sólo ha sido una vez, para probar, un ataque de rabia? Si ha sido una sola vez, no hay nada que hacer por el momento. Uno se plantea qué puede llevar a una persona a levantarse un día con la idea de "Hoy creo que voy a matar a alguien, pero sólo hoy"; Este es un mundo difícil de entender, un mundo sucio, lleno de callejones oscuros del alma, de traumas, de secretos, de instintos feroces; Un mundo de mierda.

El whisky este no me llena. Creo que voy a probar algo distinto esta noche. ¿Será esto lo que pensó el carnicero?

Probemos.

lunes, 25 de agosto de 2008

La mirada del cordero degollado. Pt 1


Una única mirada basta para perderse en un mar de ideas, un océano de sentimientos y un universo de sentidos. En las miradas podemos leer, si prestamos la suficiente atención, el pasado y el presente de una persona e incluso, con ayuda de la perspicacia, su futuro inmediato.

Hay miradas que pesan, que destruyen, que apuñalan, que se te comen, que te follan, que te atraviesan; Hay miles de miradas pero sólo aquellas que no transmiten absolutamente nada son las peligrosas. Miradas vacías, obscuras, sin vida, miradas que se pierden en el infinito de la condición humana. Claro está que si la mirada pertenece a un cadáver, entonces no hay demasiado que temer.

Teníamos a un desgraciado apuñalado y desviscerado; Una orgía de órganos y sangre, vómitos y demás guarradas con las que Dios nos llenó el puto cuerpo. Ni la cabeza estaba entera, aún no habíamos encontrado la mandíbula. Cuando el forense alzó aquella cabeza sin mandíbula no pude evitar la muletilla aquella de "Ser o no ser"; Los años que llevo en esto han matado todo sentido de respeto por la muerte. Normalmente, por ser la zona en la que encontramos el cuerpo, vemos "corbatas colombianas", "cortes argentinos", etc, muertes con suma violencia pero no con tanta ... cólera animal. Un cuerpo hecho pedazos, literalmente. Si alguna de las mafias estaba detrás de esto tenía que ser algo muy gordo, hay pocos "carniceros" estos días.

Essien, Joseph Francis Essien. Un don nadie, no estaba fichado y tras investigar su vida durante tres semanas, un don nadie sin relación alguna con ninguna banda, grupo, secta, etc. Entonces tenemos a un carnicero. La víctima sólo paseaba; La víctima tenía una relación con su verdugo; La víctima era más de lo que aún sabemos. Tres hipótesis acerca de la víctima y una sola sobre su verdugo, es un carnicero. No tenemos nada, ni huellas, ni fibras, ni bichos como en aquella serie del forense que puede malgastar el tiempo de todo un equipo forense en un solo caso por capítulo. Nada de nada, en el escenario del crimen sólo había sangre, vísceras, vómitos, cagadas y más mierda. La víctima no parecía tener relaciones peligrosas, ni problemas económicos más graves que el resto de la gente que se muere de asco en esta jodida ciudad. Todo apunta a que es un pobre desgraciado que se encontró con la muerte más brutal.

Si el carnicero no vuelve a matar no podemos esclarecer un patrón. Si queremos atrapar a ese salvaje, tiene que volver a matar. No basta con investigar a todos los carniceros de una ciudad con más de 10 millones de habitantes, todo el mundo con un palmo de terraza o jardín tiene una puta barbacoa y cuchillos "Jinsu" que cortan latas y ruedas de coches; Esto no es la puta televisión, no podemos tener a 20 agentes con este caso, aquí mueren miles de personas al año en circunstancias espantosas. Si el carnicero no vuelve a matar no podemos hacer nada. Si fue un caso de ... yo que se, rabia desenfrenada de una persona despedida de su trabajo, recién divorciado, lo que coño sea que pueda empujar a uno a pillar al primer imbécil que encuentra en la calle y dejarle hecho un cristo estilo chop-suei, si no vuelve a matar, es como si no hubiese pasado salvo para los familiares y amigos.

Así que aquí estoy, cagándome en todo en esta asfixiante oficinucha de mierda intentando hacer este jodido infierno un lugar más soportable. Aunque sin éxito.

Carnicero ... sal a matar, una vez más.

martes, 29 de julio de 2008

En la ciudad pt.3


¿Por qué se había ido todo el mundo? ¿Por qué me habían dejado aquí sólo? ¿Por qué ... TODO?

Llevo ya 5 meses encerrado en un planeta desierto. Nada de lo que mantenía a la sociedad en la que vivía funciona ya; No hay agua corriente, no hay gas, la comida de los supermercados empieza a caducar y un horrible hedor a podrido parece invadir todo este jodido planeta. ¡Joder, se han marchado hasta los perros! ¡Han preferido llevarse al puto Bobby o Blacky o Chuchocomepollas antes que mi, joder, antes que a mi! Ya no se qué hacer, qué buscar, qué pensar. Pensar duele, tengo hambre y frío y sed y voy a morir, voy a morir solo porque la puta y jodida humanidad entera me ha dejado tirado. No hago más que pensar en por qué ha ocurrido todo esto, qué he hecho para que me dejasen aquí. Se que no he sido un santo pero, ¡Coño, hasta Bin Laden se ha ido con los demás! -Bueno, eso no lo se pero no pienso caminar hasta Afganistán o donde quiera que esté el tipo este para tener compañía-. Busco en el periódico en el que se despedían de mi; Nada, nunca veo nada nuevo. Se han ido y punto, nunca sabré por qué.

Ya ni salgo de casa últimamente. ¿Para qué? No hay nada ni nadie que pueda ayudarme. Sólo quedo yo, bueno, exceptuando a las plantas y algunos bichos como pájaros e insectos, cosa que no entiendo, no hay perros, ni gatos ni conejos ni monos ni ... ornitorrincos, bueno, eso, animales ... comunes, de compañía -Ok, los ornitorrincos no son animales de compañía-.

Hace dos horas ya que la televisión ha dejado de emitir el canal de emergencia ahora ya no hay nada, ni señal ni nada de nada, sólo un puto punto blanco en la pantalla y un leve pitido que cada minuto me resulta más insoportable. Apago la tele pero el pitido continúa, apago la radio, desconecto el generador para que se apague todo lo eléctrico ¡Joder! El pitido sigue en mi cabeza y cada vez es más fuerte. Salgo cagando leches de la casa; Sigue allí, no hay manera de que pare. ¡Calla joder, calla de una puta vez! No puedo más, me voy directo de cabeza contra un muro.

¡¿Eh?! ¿Qué pasa, dónde estoy? Todo es blanco, no, amarillo, no, espera, es rosa; Las casas, el asfalto, los árboles, todo va cambiando de color como si se tratase de un patrón, primero blanco, amarillo, rosa, azul, etc. ¡Aghh, me duele la cabeza, me duelen los ojos! Y ese condenado pitido no para de sonar, el golpe no ha sido suficientemente fuerte, el pitido no para y además ahora veo mal y tengo alucinaciones. ¿Qué es eso? Oigo como un rugido. Va en aumento, cada vez está más cerca; Parece ... ¡Agua! ¡Joder que puta ola, es un maremoto!

martes, 22 de julio de 2008

En la ciudad pt.2


Otra calurosa noche se presentaba jadeando y sudorosa. Maldito clima. Se pega la mierda de la ciudad al cuerpo. Estoy convencido de que si me quedase dormido en pelotas en el balcón, despertaría cubierto de una capa de mierda grisácea. Como cuando llueve barro, la combinación de agua y polvo deja los coches hechos un asco; Pues igual. Este calor, este bochorno, me entra una mala hostia en el cuerpo -Joder-. Sólo veo un sol de justicia en el cielo y unas nubes agotadas, inmóviles, dándose un respiro y diciéndose a ellas mismas -Joder, coño, ya podría llover un poco ¿No?-. Cuando piensa en estas chorradas sonrío; Permitídmelo, hace mucho calor y estoy muy agobiado.

Hace dos semanas que no encuentro a nadie. Ya me estoy haciendo a la idea de que se han marchado todos como rezaba aquel titular. Joder, imagino lo que estáis pensando; Si yo estuviese en esa situación abordaría toda la ciudad en plan pirata y pillaría de todo. Ok, hecho ¿Y luego? Esto no es fácil. Todo el mundo ha desaparecido, no hay nadie, nadie joder. ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora, dar la puta vuelta al mundo a ver si otro imbécil se ha quedado tirado? ¡A la puta mierda joder! Todo este calor, toda esta basura en la calle, toda la suciedad del mundo, toda esta soledad. ¿Suicidarse? Ya, como si fuese tan fácil. Ya lo he intentado pero debo ser demasiado cobarde, supongo. He desvalijado toda la ciudad, tengo de todo y como un imbécil lo guardo en un garaje ¡Como si alguien pudiese quitármelo! ¡Ja, ojala! Ojala haya alguien más, alguien, me da igual quien, en serio, incluso si es el hijo de puta malnacido más grande del planeta. Me da igual. Que venga alguien, pronto, voy a volverme loco.

No hago más que pensar en lo cabrón que he sido; Todas las putadas, todas las promesas incumplidas, todas las cosas que debería haber hecho bien en vez de "a mi manera" ¿Verdad cabrón, eras incapaz de hacer nada a derechas? ¡Tu siempre a la tuya! ¡Siempre pasando de todo, de todos! ¡Joder!. He perdido mi vida, lo he perdido todo, no hay nadie aquí, nadie. Sólo yo, la ciudad desierta, el calor, la mierda y mi puta cabeza que no deja de tocarme los huevos.

¿Cuanto tiempo puede un hombre vivir solo?

martes, 8 de julio de 2008

Hoy en la ciudad pt.1


La mañana despertó con un bostezo sonoro. El polvo y la supersuciedad (con el poder de volar) repiqueteaban en la ventana produciendo en mi cabeza el mismo efecto que la gota malaya. -Mierda, putos Lunes-.

Desperté con el clásico picor corporal machuno y la boca pastosa tras una noche de demasiados cigarrillos/alcohol/varios y falta de higiene bucal. Tambaleé hasta la puerta del baño y me apoyé en el marco evitando caer al suelo por el desnivel parapsicológico del edificio. -Que feo eres- me decía con aquella alegría de saber que no es cierto, sólo estaba un poco ... desmejorado, o mejor, poco acicalado; Chapa y pintura para uno por favor.

Una vez reconstruido salí a por un periódico para envolver el bocata, si era del día mejor, así llenaba mi cupo de lectura semanal y me enteraba de todas aquellas cosas que me importan una puta mierda. En un principio, acordarme de qué coño había hecho el día anterior, si le debía pasta a alguien y si este era peligroso así como diversas pajas mentales sobre Bugs Bunny dándole una paliza a Batman, eran lo único que ocupaba mi cabeza; No me di cuenta de que estaba solo, completamente solo. Ni un alma, ni un grito, ni un frenazo de coche y inmediato insulto seguido del dulce sonido de las ostias como panes y algún que otro navajazo si no era un tiro. Solo. Y en silencio. Joder, como acojona el puto silencio en una ciudad de millones de gilipollas que respiran y caminan. Ahora si que necesitaba un periódico del día.

Todos los comercios estaban abiertos pero no había nadie. No se veía ni oía a nadie. Llegué al kiosko jadeando, las prisas, las ganas de saber si había pasado algo mientras yo destrozaba mi cuerpo poniéndome hasta el culo de todo. Imaginaos, el único superviviente de una catástrofe se salva por pasarse la noche solo en su casa bebiendo, fumando y drogándose después de echar un polvo con la guarra del barrio. ¡Coño, claro, Alice! Si yo estaba vivo y ella se debía pirar cuando despuntaba ella estaría ... pues igual que yo, o con gente y toda esta paranoia post ponerse hasta el ojete sólo es una ... pues eso, paranoia. Pero primero, no hay que desaprovechar éstas ocasiones, desayuné gratis en el Dorothy´s (quiero volver a Kansas, quiero volver a Kansas).

Alice no debía estar para demasiadas ostias. Digamos que ayer ni fui un caballero ni tuve intención de serlo en ningún momento aunque, claro está, esa zorra no ha sido una dama en su puta vida. Nadie contestaba así que subí a su piso directamente. Entrar fue fácil, es tan puta que deja la llave bajo el felpudo que es donde le gusta a ella que estén las cosas, bajo su felpudo. Nadie, sólo un montón de mierda desordenada (como si la mierda se pudiese ordenar, ja). Me senté en lo que parecía un montón de ropa sucia apilada para formar un puf, o bueno, quizá yo tenga un visión muy artística del diseño; Abrí el periódico, era de ayer. Empezaron a temblarme las manos y un sudor frío y salado resbalaba desde mi frente hasta despertar la sensibilidad de mis mandíbulas de drogata. Un único titular, una sola frase para explicar esta puta, jodida situación de mierda, un único mensaje.

Adiós, nos vamos.

jueves, 19 de junio de 2008

Mi amigo, su bigote y la sonrisa de éste

Cierro los ojos y le veo. Lleva mi sombrero de paja puesto y abanica la armónica en la mano derecha mientras nos mira con una sonrisa como diciendo-¿En serio, queréis que toque esto? Allá vosotros-. Reímos. Reímos mientras la desarmonía llueve sobre nosotros creando un torbellino de caos musical, ritmos frenéticos y risas que arrasa con todo. Y vemos su cuerpo gordo simpático agitarse soplando y salpicando babas de rock'n'roll y blues. Grita con su voz profunda y ronca que parece el mar embravecido contra las rocas; Grita ahogándose de la pasión que siente por transmitir toda la energía que tiene dentro, sus ganas de reir, de disfrutar, sus ganas de rock.
Brindamos todos con las miradas caídas por el exceso y el sueño. Con el primer trago se nos iluminan los ojos, volvemos a tener ganas de rock, volvemos a cantar, bien y mal, volvemos a rascar la guitarra como si frotásemos metal con un cepillo de púas, volvemos a soplar la armónica haciendo de nuestros pulmones un estallido de energía y pasión. La noche se inunda de blues, la noche se inunda de rock. Como lobos aullando expulsamos el humo de nuestros cigarros cubriendo la noche con la niebla del vicio y chocan nuestras copas que son el eco de nuestros cantos.
Cierro los ojos y le veo. Con una mirada entre severa y comprensiva asiente cuando le pedimos porfavor hacer una fiesta. Su dedo en alto confirmándonos poder hacer la fiesta pero que mañana nos despierta, a todos, a las 9. La sonrisa, aquella sonrisa de padre, de amigo, de -yo también tuve vuestra edad y os entiendo-. La sonrisa de bigote. Se da la vuelta y sabemos exactamente lo que piensa; Nos entiende.
Cierro los ojos y le veo. Cocinando tranquilo porque sabe de su éxito. Con una cara jovial, disfrutando de todo el ritual de ir a comprar a aquel super al que nadie va y todo es mucho más bueno. Recitando/Cantando versos de Quevedo con algunas licencias de genio. Su bigote sonríe, el bigote de Fernando siempre sonreía.
Gracias Fernando, gracias por la sonrisa de tu bigote.
Hasta pronto.

miércoles, 11 de junio de 2008

Juventud Sónica


Todo es oscuro. Todo se funde en un mismo tono que engulle la luz y los objetos dejándome desnudo frente a la nada con un mazo en mi mano. Intento taparme de miles de ojos que se abren en la oscuridad; Ojos que parpadean y sonríen, ojos que espían, ojos que siguen, ojos que lloran, ojos que gritan -¡Destruye!-. Frente a mi, una mesa puesta para 500 comensales. Porcelana preciosamente decorada, preciosamente frágil y delicada; Cristalería finísima, parece romperse con tan sólo posar la vista sobre ella, copas relucientes que brillan como estrellas en medio toda esta gran nada, infinita nada. Cubiertos de plata con filigrana de oro que deslumbra tan intensamente que mis pupilas son ahora blancas casi transparentes. ¡Me duelen! ¡Mis ojos, me cago en la puta, joder!¡Aahhg, ostia, mis putos ojos! Los presiono con tanta fuerza que me revientan; Un estallido de sangre motea la nada.

Los ojos se ríen, los ojos me gritan y abuchean. Los ojos y toda esta puta mierda ... ¡Se pueden ir a la puta mierda! Me abalanzo sobre la mesa y con el mazo, manos, piernas y cabezazos destrozo todo lo que sale a mi encuentro. Los cristales atraviesan mi piel y cortan mi cuerpo, los tenedores clavados en el pecho y los cuchillos incisan mis dedos. Todo está tan afilado que mis gritos se desgarran y se paraliza la inercia destructora de mi cuerpo. Sigo. ¡Joder si sigo! Puta nada de mierda, putos vasos, platos y cubiertos, puta jodida mesa y jodidos putos ojos de los huevos. Grito, grito, grito y grito y todo estalla. La nada estalla, todo revienta y miles de brillantes partículas se estancan en el aire como rodeándome de estrellas. Ya no sangro y miles de costras inundan mis manos, brazos, cara y pecho; Las costras se mueven, lentamente, como palpitando y avanzan hacia el mismo punto de mi pecho. Sólo hay una gran costra, una sola sobre mi esternón. Me duermo.

He soñado, he soñado que corría en un prado cogido de la mano de mi alma, una mujer, era una mujer y era mi alma y me daba besos en la mejilla. De repente sudaba, sudaba y me ahogaba en el sueño. Estoy despierto, mirando la gran costra. Es gris casi negro ¿Es la nada, joder, joder, joder, es la nada?¡Mierda! Me rasco y la costra se va pelando; Saltan pedacitos de sangre y piel seca sobre mis pies y me pican, me muerden porque son hormigas. Sacudo los pies y mi cuerpo se estremece. Me siento en el suelo para mirarme los pies de cerca. No hay nada. Sigo rascándome la costra y ya no salen hormigas, sólo es sangre seca pero no acaba; Empiezo a cavar un boquete en mi pecho, no sangra. ¡No sangra! Joder, no sangro. Me muerdo el brazo, aprieto fuerte y no sangro, me arranco un buen cacho de piel y no sangro. Me río, me río y reaparecen los ojos. Ojos que ríen, ojos que lloran, ojos que siguen y ojos que ruedan. Ojos que gritan -¡Destruye!.

lunes, 2 de junio de 2008

9mm


Monto mi Beretta M9. El encajar de las piezas suena como si rompiese pequeños huesos como los de un pájaro. Cada pieza limpia y engrasada. Antes mataba, ahora destruirá, eliminaría. La 9mm parabellum me mira con ojos amorosos, dándome las gracias por cuidar de ella, admirando mi capacidad para amarla, protegerla; Cuando me mira baja la mirada sonriendo y un poco asustada, tímida como una joven en el momento antes de ser penetrada por primera vez con el que cree el amor de su vida. Soy su Dios.

Me gusta acercarme la pistola a la sien, le doy la oportunidad de matarme si quiere, soy un tipo justo y un amante de la perfección. Si le parezco feo, que dispare, si le parezco bruto, que dispare, si quiere verme muerto, que no llore y dispare. Nunca lo haría, tiene demasiado amor para mi. No es miedo, ella me quiere tal como soy y hará siempre aquello que me haga feliz por el puro placer de verme satisfecho.

Mi 9mm lo daría todo por mi, es mi compañera en mis salidas nocturnas, con la que toma mis pintas en el bar, quien escucha mis penas y comprende mis sentimientos sin mediar palabra; Mirándonos a los ojos, somos felices, mirándonos a los ojos, el mundo que nos rodea está muerto y juntos creamos un nuevo universo.

Ella siempre me susurra al oído - "Eres un Dios, cariño, eres mi Dios y serás el Dios de todo el mundo"-. Lo soy, soy un Dios y todos aquellos hijos de puta que lo pongan en duda comprobarán el poder de mi arma, el fuego de mis ojos, la fuerza de mis manos y brutalidad de mi cerebro. Ya son muchas zorras ingratas que han intentado robarme de los brazos de mi amada. Sucias perras lascivas, sólo quieren dinero, sólo quieren objetos, sólo son putas. Mi arma, mi arma es distinta, mi arma me ama y me ayuda a quitarme a esas zorras de encima. Si, le gusta mirar, ella me guía, me dice atraviésalas con tu cañón, y si la tengo en la mano es como si me corriese con ella.

Mi pistola me ama, ella jamás me disparará.



La nota nos hizo estremecer. Aquel enfermo hijo de puta, un violador y asesino en serie, justificaba sus acciones diciendo que era su pistola la que lo obligaba a cometer todos aquellas atrocidades. Otro tarado de mierda que se salvaría alegando que está chiflado y en un par de años comiendo de puta madre y explicándole cuentos chinos a un tipo que va todo el día en bata y a la calle con un papel en la boca donde dice que está completamente rehabilitado para reincorporarse a la sociedad, un empleo y el perdón de los jueces. Puto sistema de mierda, está gente, tanto los asesinos como los políticos y abogados mojigatos, activistas sociales maricones y demás calaña que no tiene que recoger la mierda de las calles, debería nacer muerta.

Joder, es una suerte que yo no pregunte antes de disparar y este hijo de puta este muerto; Una auténtica suerte.

jueves, 22 de mayo de 2008

El pastel de cumpleaños


La habitación era como una enorme cristalera donde el silencio se rompía susurrante a medida que se resquebrajaba. Las miradas que antes se buscaban como idas, ahora sólo buscaban el infinito de la mente en blanco y escapar del horror. Suspiros, pequeños juramentos, plegarias de culpables y llantos ahogados cargaban la habitación cerrada. En medio, un enorme pastel de cumpleaños y en él, una preciosidad, que vete tu a saber, a duras penas había cumplido los dieciocho años.

Momentos antes, la lujuria dominaba los pensamientos de todos; Como perros jadeábamos esperando la gran sorpresa, incluso las mujeres de la fiesta, en un arranque de perversidad y deseo, ansiaban contemplar aquel sacrificio a los sátiros. La chica que sale desnuda de un pastel, un clásico para el más clásico de los amigos. Nuestro protagonista, por lo menos lo era antes de aparecer la fulana muerta, parecía estar, por primera vez en meses, disfrutando con sus amigos de una fiesta; La pérdida del amor lo había sumido en un largo sopor sentimental en el que ni tan sólo su pene intentaba arrancarle de allí. Pero ese día, la complicidad de todos, el saber que contemplar a una chica desnuda salir de un pastel no era tabú, que incluso las mujeres allí lo aprobaban, le liberó y pasó al tan esperado sentimiento jocoso, fiestero y gamberro. En el fondo todos somos unos canallas.

¿Quién fue a buscar el pastel a la cocina? Ni idea, todos estábamos tan absortos en juguetear con nuestras amigas, en beber como cosacos hasta dejar la decencia enterrada en cualquier esquina, que ni pensábamos ni queríamos pensar. La cuestión es que bajamos la luz, subimos la música y rodeamos el pastel de cartón piedra con la mirada hinchada en alcohol y ganas de sexo sucio y sin perdón. La música seguía sonando pero la chica no salía; A los dos minutos ya la insultábamos desde fuera tachándola de cobarde, de mojigata, de calientapollas y mangacarteras. El enfado del momento llevó a Sofía a darle una patada al pastel gritando -¡Sal puta guarra de mierda, a ver si levantas algunas pollas aquí!-. El pastel cayó a un lado y medio cuerpo desnudo se desplomó en el suelo. -¡Joder! Esta zorra está muerta- se oyó. Tenía los ojos abiertos y el maquillaje corrido, había estado llorando; ¿Llorando dentro de un pastel de cartón piedra, llorando por lo que sabía que le tocaba hacer tras salir?

La habitación se heló. Se convirtió en el último círculo del infierno, frío absoluto y lleno de demonios y de los peores pensamientos. Lloros histéricos, manos a la cabeza y a la boca, lágrimas, miedo y vómitos. El homenaje perfecto a un difunto que muere desnudo dentro de un pastel. Nos acercábamos al cuerpo. Nos alejábamos. Nos acercábamos y el miedo nos volvía atrás otra vez. -Hay que llamar a la policía, no seamos idiotas-. -Nosotros no hemos hecho nada, no nos va a pasar-. -No hagamos el indio, ¿Qué más da que la gente se entere de que ha muerto en nuestra fiesta, que nadie haga ninguna tontería-. Está claro que esto no es una película; Llamamos a la poli.

Esperamos pensando en las consecuencias del suceso. Algunos, lo veo en sus ojos, se están cagando en los muertos de quien tuvo la idea de la stripper, otros se cagan en el homenajeado y otros directamente se cagan en todo. Se abrazan con los ojos, buscando complicidad entre ellos. ¡Como si alguien fuese a delatarles falsamente! Y, ahora que pienso, ¡mierda! estoy rodeado de cobardes, cualquiera hará lo que sea para librarse. ¿Y si deciden culparme a mi?

¡Mierda! Voy a la cocina a por un cuchillo.

martes, 22 de abril de 2008

Across the Universe

Aún me atormenta en sueños. Me dice que me ama y nos ahogamos juntos en océanos de lágrimas y dolor reprimido, abrazados hasta el fondo del abismo que abrimos con nuestro egoísmo, miedo y despecho. Nunca he sido tan feliz al morir.
Aún espero su voz en mi nuca, moviendo mi cabello como espigas al viento en un prado de felicidad eterna, susurrando besos que recorren mi espina, liberando nuestras almas hasta los confines del infinito. El tacto fantasma de sus manos se tatuó en mi piel y jamás lo olvido, cálido, tierno, paraíso. Su mirada infinita a la que aún me abrazo cuando no puedo soportar el frío en el que vivo.
Aún siento mi latir sollozar cuando pienso en ella, mis venas gritar y mi estómago encogerse hasta el tamaño de un guisante. Abro las brazos en sueños esperándola, ansiándola con toda mi voluntad; Mis nervios tensos, brazos fríos llenos de impotencia, brazos que un día me arrancarán el corazón para dejar de sufrir.
Cuando sueño, ella está junto a mi, abrazados en uno, formando una nueva estrella en el firmamento, amándonos con el todo a nuestro alrededor; Es al despertar, al vivir, cuando muero.
Soñaría eternamente para fundirme por siempre en tus besos.

domingo, 6 de abril de 2008

Paracetamol, cigarrillos y lágrimas


Los domingos son sólo aquellos días donde la soledad de mi alma es aún más visible. Sólo son unos días donde el silencio de las voces amigas inunda las horas. El sol parece despertar con resaca los domingos, cansado, tenue, pálido. Un domingo el sol nos vomitará encima.
La semana se apaga, el mundo funciona a media velocidad y acumulo tensión y desasosiego. Los domingos son días de abrazos perdidos, de besos olvidados, de caricias que han dejado de vivir para ser recuerdos estáticos como las fotografías. Los domingos reviso mi vida y esas fotos; Fotos de amor y tiempos felices de domingos que eran sábados, tiernos, llenos de ilusión, grandes esperanzas y ternura. Domingos de sonrisas y miradas en las que se pierden las ideas, miradas que son lagos en los purificar las almas, miradas que te abrazan prometiendo no abandonarte nunca.
Malditos domingos de paracetamol, cigarrillos y lágrimas.
Añoro tanto los segundos sábados perdidos en la cama.

domingo, 30 de marzo de 2008

Deseo


Nado entre tu llanto de madrugada para refugiarme en tus sueños,

Esconderme tras tus miedos para espiar tus deseos y

Muero por no encontrarme en ellos.

Acaricio tu cabello como si atravesase un prado,

Recorriendo tus sentidos para besar tus labios y

Me derrumbo al escuchar quien sale de éstos.

Así que marcho asesinando mi fuego y anhelo,

Destruyo la Luna en mi camino y

Llego tarde a mi funeral.

Me llora la lluvia que comparte mi muerte y mi soledad,

Me entregan al Dios del veneno y el alcohol cuando yo

Quería hundirme con la del sexo y la sangre.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Adiós


Es curioso ver como la ciudad avanza a cámara rápida mientra mi vida parece completamente estancada. Luces y prisas, días y noches, se suceden a toda velocidad ante mis ojos, unos ojos que brotan una lágrima a cámara lenta. Es mi última lágrima y no quiero que ésta sea igual que las demás; Necesito aguantarla el máximo tiempo posible, aferrarme a unos sentimientos que sentiré demasiado perder. Saber que tras esta última lágrima el olvido me abrazará y el amor morirá, entre las luces y prisas, días y noches, que se suceden descontraladamente a cámara rápida.


Necesito pensar. Necesito que el mundo se pare unos segundos. ¡Dejadme despedirme como es debido! Dejad que diga mis últimas palabras a este amor que muere, dejad que aguante la lágrima sin que ésta se vierta en la insignificancia. Dejad que este adiós sea un adiós sincero y triste.


Adiós. Adiós amor verdadero y eterno. Siempre serás el estremecerse de mi piel, el grito ahogado de mi garganta, el sin aire en los pulmones de mis palabras. Adiós amor, siempre serás aquel rastro de polvo de estrellas que era tu tacto y el beso que duerme en mi boca.

viernes, 14 de marzo de 2008

Reflejos


El reflejo se descompone una y otra vez con la velocidad. Es exactamente igual a tirar piedras contra tu reflejo en el agua y esperar a que se recomponga pero a cámara ultra rápida; Rápida como la vida y el Tiempo. La velocidad te consume, todo va demasiado deprisa y tu mente no puede seguir el ritmo de los acontecimientos que se escapan mientras tu mueres por ser demasiado lento para tu propia vida. El reflejo se descompone una y otra vez en aquel vagón de metro que se escapa demasiado deprisa incluso para lamentarte. La velocidad te mata, la vida se consume a cámara rápida y aquello que en tu corazón perdura ha muerto antes de que pudieses reaccionar.

Tus deportivas tiemblan, se agitan a toda velocidad. El parkinson de la emoción te acelera los pasos y sólo quieres correr. Divertirte antes de envejecer, hacer fortuna antes de que nadie te quiera por viejo, aprender para ser el primero en ser el más listo. ¡Corre, gana pasta, bebe hasta matar la noche de un golpe de aliento, folla, fuma, drógate, enamórate y desengañate en una hora, ríe y llora en cinco minutos, vive la vida en un fin de semana. El Lunes tu reflejo se descompondrá una y otra vez en el vagón de metro que nunca llegas a coger.

Antes de correr, párate a pensar si ese metro para en tu estación o si es el metro que te conviene mejor.

viernes, 7 de marzo de 2008

Hamlet


El espacio es un lugar vacío lleno de estrellas, planetas, luces y demás cuerpos celestes.

Amanecí una mañana blanca con un rayo de sol jugueteando en mi párpado izquierdo. Era pronto aún para levantarse, protestaba mi reloj. La sensación era agradable, había dormido bien y aún podía remolonear en cama un buen rato, no había ninguna prisa. Me froté los pies con el final de la colcha; Estaban fríos pero no helados, era una sensación agradable, me vi como un niño, una imagen dulce de mi ser que hacía mucho tiempo que había olvidado. Empecé a soñar despierto continuando el sueño interrumpido por aquel rayo de sol que jugaba a molestar mis ojos como hacen los chavales en clase con el reflejo del reloj. Intentando recrear el sueño me encontré de frente ante mis deseos. Lloré.

Aquello que más anhelo es precioso en mis sueños. Aquello que más anhelo sólo es vacío en cuanto despierto.

lunes, 3 de marzo de 2008

El hombre castiga pero sólo los dioses saben perdonar


Hoy me cuesta encontrar palabras para expresar mis sentimientos. Los tirabuzones literarios me parecen innecesarios y poco explicativos. Hoy hay demasiada ira, estoy demasiado enfadado para hacer florituras. Me encuentro con el mejor ejemplo de "vete a la mierda" que existe; La total y más absoluta indiferencia, provocada por el rencor y el dolor. Tiene aspecto de neoyorquino, aquel tipo asquerosamente cobarde que finge ser un "tío duro", mostrando todos los clichés de su país de origen (los italo-americanos en plan mafioso, los irlandesamericanos rudos, los ucranianos crueles,etc). Aquel tipo de persona a la que te dan ganas de ostiarlo y escupirle; Por gilipollas, por desgraciao, por ser un hijo de puta cabrón que te toca los huevos. Así me siento. Siento el dolor y la rabia del abandono.

Recuerdo una vez en la que fui expulsado unos días del colegio por algo que yo no hice. Esa rabia, esa impotencia, ese "no es justo". Me siento expulsado otra vez. Reconozco que ésta vez si he sido yo quien ha hecho la pintada en la puerta, pero lo siento, estoy arrepentido de verdad, he aprendido la lección; Pues esta vez me ha caído la perpetua. No hay "lo siento que valga", no hay posibilidad de ser perdonado. ¿Por qué? Por miedo a que lo vuelva a hacer. ¡Cojonudo! No existe el perdón.

Amigos, amigas, enemigos y enemigas, el arrepentimiento no sirve de nada; No hay posibilidad de rectificar. Parece que al mundo le da igual vuestros "lo siento". Pues nada, da igual, no hace falta arrepentirse, seguid con lo vuestro, aquellos a los que queremos pedir perdón les importa una mierda, escapan de nosotros, lejos de Europa, todos al nuevo mundo, al igual que todos los cobardes desde el siglo XVIII. Pero para quien quiera otra oportunidad, yo tengo dos mejillas y un par de cojones, golpeadme en todas esas partes y aún así siempre creeré que merecéis mi "perdón".

La vida no da segundas oportunidades, yo si.

martes, 26 de febrero de 2008

Naufragio


La Noche ya no tiene sentido. Dejé de dormir y de soñar hace ya unos meses. Mi cama es la retrospectiva materializada, un corazón gigante que bombea y agita mi cuerpo privándole de todo descanso. El silencio de esas horas son ahora gritos ahogados y respiraciones entrecortadas y sollozantes que se inyectan en mi cabeza e hichan mis venas. Mi piel se estremece por todos los lugares que fueron por ella besados, recordando mi pecado, arrepentida se eriza y parece suplicar perdón angustiada. Mis manos se alzan hacia el techo buscando su fantasma. Ya no existe la Noche, ya no hay descanso, ahora todo es sufrimiento.

Mi reflejo, puntual como un reloj, a la misma hora se escapa del espejo para atormentar mi mente, reprendiéndome mis acciones con las que él no estuvo jamás de acuerdo. Me mira con ojos de fuego que se apagan con las lágrimas de su impotencia; Quiere matarme aún arriesgando su propia existencia. Nos abrazamos y lloramos juntos, sabe que el más triste soy yo, soy yo quien paga físicamente por ello. Miramos los dos al techo, hacia los ojos infinitos.

El Día ya no tiene sentido. Dejé de vivir hace ya unos meses. El Sol me da le espalda en la mañana y se oculta tras las nubes repudiándome. La vida es arrastrarse por las sucias aceras hacia la soledad y el vacío. La luz ha abandonado mi mundo y todo son ruinas. El ruido urbano es un murmullo del viento que me insulta al oído. Hoy mi sombra se ha suicidado; Ha de jado una nota: Espero que vivas en este infierno solo y por siempre.

El mundo ya no tiene sentido. Hace ya unos meses que el Universo escapó de este lugar. Ahora todo es Los Ojos Infinitos.

lunes, 25 de febrero de 2008

La gran aventura del joven Zhang


Hubo una vez un lugar sagrado llamado el pico de la sabiduría. En la cumbre se decía que vivía un extraño eremita que podía reconocer la verdad de todas las cosas gracias mirando dentro de un pequeño cuenco de barro que los dioses le habían regalado por su bondad infinita y sus más que nobles actos en sus más de 100 vidas. La historia de esa montaña fascinaba a los más osados aventureros pero hasta los más temerarios huían de la idea de llegar a la cumbre. Se decía que incluso algunos dioses menores habían fracasado por la dureza de los elementos y la crueldad de la montaña, un antiguo gigante castigado por sus horribles crímenes y convertido en montaña. Se decía también que el recorrido era tan largo que si alguien regresaba de la expedición, lo haría anciano por el paso del tiempo y ¿de qué servía conocer la verdad y morir sin poder sacar partido de ella?

Hubo también un joven llamado Zhang, un joven con una única pregunta. Zhang se sentaba todas las noches en el tejado implorando una respuesta de los diosesa su pregunta, iba a ver a los más sabios de los sabios en busca de ayuda, meditaba durante días sin moverse, comer o beber, únicamente concentrándose en su pregunta. La última meditación de Zhang casi le arrebata la vida; Su alma se elevó tanto del suelo que casi se separa por completo de su cuerpo y le dejó convertido en un media alma, un ser sombrío y triste con la mente fuera de este mundo. Sus padres no podían soportar más el estado de ausencia de su hijo y decidieron hablarle de la leyenda de el pico de la sabiduría. Zhang quedó asombrado, por fin un lugar donde encontrar respuesta, incluso su alma volvió a retroceder unos centímetros hacia su cuerpo y recuperó algo de color en su grisácea piel. La familia sufría por el destino que le aguardaba a Zhang pero, morir en el intento era mejor que vivir en la más absoluta tristeza; Zhang debía partir hacia la gran aventura del hombre.

La noticia corrió por toda la comarca y la gente se acercaba a Zhang para pedirle si, al llegar a la cima del eremita, podía preguntarles por qué esto o aquello. Zhang estaba dispuesto a ayudar pero no podía pensar en todas esas preguntas, le desconcentraban de la suya. Zhang huyó literalmente del pueblo mientras una muchedumbre le perseguía para decirle su pregunta para el eremita. Zhang atravesó el valle entero hasta el pié de la montaña sagrada y por todos los pueblos que pasó se llevó consigo tantas preguntas para el eremita que a duras penas recordaba la suya. Suerte que la llevaba grabada en un pequeño amuleto de madera que su padre le había tallado. La montaña parecía no tener fin vista desde el pié, se perdía entre la niebla. La montaña era tan alta que seguramente debía atravesar el cielo hasta el jardín del palacio del dragón de las nubes.

Zhang empezó a subir por la montaña.los primeros kilómetros fueron fáciles, incluso agradables, se maravillaba con la belleza del paisaje e hinchaba sus pulmones con aquel aire tan puro y fresco y la alegría le invadía atrayendo aquella mitad de su alma otra vez dentro de su cuerpo. De noche parecía que todas las estrellas del universo se reuniesen en aquel lugar para contemplar la gran azaña de Zhang y un sentimiento de valor y orgullo llenaba su corazón. Hacia la mitad de la expedición la escalada se volvía cada vez más peligrosa, no podía respirar, el paisaje era frío y desolador, las estrellas le abandonaron en la noche, se sentía cansado y aquella mitad de su alma intentaba escapar de aquel cuerpo temerario e infeliz. La ventisca, las afiladas rocas, el frío y el hielo azotaban la moral y el corazón de Zhang pero su pregunta seguía necesitando respuesta. En cuanto empezaba a anochecer, Zhang buscaba desesperado cobijo en las hendiduras del hielo eterno, un templo en el infierno, calor en el frío absoluto. Durante días soportó la inclemencia de la naturaleza, la crueldad de un castigo divino y su alma casi fuera del cuerpo permanecía unida por el dedo meñique del pie, mientras él escalaba ella se aferraba a las rocas intentando tirar de Zhang hacia abajo, hacia los paisajes preciosos, el aire puro y las estrellas.

Un día en su eterno trepar Zhang encontró cobijo en una cueva justo cuando empezaba a tronar y los rayos partían el negro cielo enfadados por el atrevimiento del hombre. Corrió deprisa hacia dentro. La cueva se iluminaba intermitentemente con el trallar de los rayos y dejó ver una figura ante los ojos de Zhang-¡El eremita!¡He llegado, he llegado!- Zhang lloraba de la emoción, había superado el más puro sufrimiento y había conseguido encontrar al eremita. Su corazón se hinchó como una Luna llena y casi le asfixia los pulmones. Zhang con respeto y humildad se acercó al eremita que parecía tan contento como él. Era un hombre de aspecto cansado, de larga barba y cabellos plomizos-¡Tanto tiempo en esta montaña hacen de uno un hombre castigado!-pensó Zhang. Zhang se plantó delante del eremita y le formuló su pregunta- Sabio eremita del pico, tu que has sido bendecido por los dioses, por favor contéstame a mi pregunta, te lo suplico. ¿Qué es el amor?- El sabio parecía serio y los ojos se le agrandaban con el paso de los segundos. Callaba y parecía mirar a Zhang con aire extrañado. Zhang empezaba a desesperarse y también parecía hacerlo el eremita que seguía guardando silencio y cuanto más tiempo pasaba incluso su ceño se fruncía, su cara se acaloraba y parecía enfadarse -¡Incluso se enfada! !Este eremita ignorante que nada se sabe hasta se enfada, esto es el colmo!- Zhang harto del falso eremita y más enfadado que un mono dió un puñetazo al eremita y éste se partió en mil pedazos.-Tonto eremita, ya no volverás a engañar a nadie. Y Zhang empezó su descenso de el pico de la sabiduría.

Pasó mucho tiempo hasta que Zhang llegó de vuelta al pueblo. Al principio nadie le reconoció; Arrastraba una larga barba, su pelo era gris y su piel seca. Muchos ancianos se acercaron a él preguntándole por su viaje pero Zhang no sabía quienes eran. Al ver su rostro extrañado todos empezaron ¿No me recuerdas soy Yen, soy Fai, soy Hi Chin? Largos años habían pasado y ahora todos eran ancianos. Zhang empezó a llorar y corrió lo más rápido que sus viejas piernas le permitían para comprobar lo que ya sabía. Sus padres estaban muertos al igual que otros muchos seres queridos. El pueblo enmudeció y dejaron tranquilo a Zhang durante un tiempo para que éste pudiese aceptar la realidad y asumir su dolor.

Una tarde un joven llamado Yin Bu se acercó al anciano Zhang. El joven tenía cierto temor, sabía que Zhang llevaba un año sin hablar, algunos le tenían por un loco que perdió su alma. Yin Bu se sentó delante de Zhang e hizo una pequeña reverencia ante el anciano. -Oh anciano y sabio Zhang, tu que estuviste en el pico de la sabiduría y conociste al eremita, tu que has vivido la gran aventura del hombre, por favor, cuéntame qué has aprendido- Zhang devolvió la mirada hacia el mundo y la inclinó hacia la nuca reverenciada del muchacho, volvió a mirar al cielo, como buscando aquella alma que perdió, y le dijo- Que algunas preguntas no tienen respuesta en los hombres, que algunas preguntas no tienen respuesta en los libros o los sabios, que algunas preguntas no tienen respuestas en la Tierra y que hay preguntas que ni el mismo cielo tiene respuesta-.

viernes, 22 de febrero de 2008

Harold y los ojos infinitos


Harold se desnudó lentamente delante del espejo. Su reflejo era un tipo delgado y gris, parecía que se iba a desmoronar en cualquier momento. Harold se metió en la ducha lentamente, esperando que se calentase el agua antes de entrar para escapar del frío de la mañana. Apoyó las manos sobre las paredes de la ducha mientras su cabeza se convertía en su propio Niágara. Mientras el agua caía desde su cabeza sus angustias trepaban desde su estómago para encontronarse sobre su pecho. Una batalla cruel y sangrienta entre sus ganas de limpiar sus pecados y las ganas de morirse de pena. Al final de la ducha daba igual quien ganase, siempre atrapaba el frío de la mañana.
Su sombrero negro y sus wayfarer además de su reloj de pulsera eran lo único que tenía claro, siempre dudaba qué camisa blanca, qué corbata negra, qué pantalones negros y qué zapatos negros ponerse. Las mañanas de Harold eran toda una aventura de decisiones que le llevaban a llegar casi siempre tarde al trabajo, pero so no importaba, siempre era el primero en llegar; Siempre el primero en llegar era algo de lo más sorprendente, Harold había llegado tarde siempre a los acontecimientos más importantes de su vida. Harold siempre fue devorado por su estúpido y contrario sentido del tiempo.
Toma café solo. Cinco o seis al día. Harold no puede dormir ni soñar, en todos sus sueños su corazón siempre muere; En todos sus sueños es devorado por el tiempo. Cuando llega a la estación se fuma el primer cigarro del día, justo cuando pisa el último escalón de la salida de la parada, con la primera bofetada del sol y con la sonrisa, que es como una caricia, de la señora que vende flores en la esquina. Al llegar a la puerta del edificio donde trabaja, cruza los dedos al cruzar por debajo del andamio; Su madre le enseñó a hacer eso, como todas las tonterías del mundo. El cigarro se acaba siempre en el portal.
Durante todo el día, Harold viaja por el extraño mundo de lo absurdamente moderno, bebe café, fuma y escucha a sus compañeros y éstos rara vez le preguntan nada. Harold tiene qué decir pero no cree que a ellos les importe demasiado, tampoco pueden ayudarle. A las dos y media sale a comer expectante, siempre sueña con la casualidad y la casualidad nunca llega. A las siete se va a casa expectante, siempre sueña con la casualidad y la casualidad nunca llega. Aterriza en su casa después de volar por su "no pensar en nada" atravesando el cielo de los ojos vacíos intentando recordar un abrazo perdido del que aún reconoce la dulzura de sus besos. Muere frente a la soledad de su correo y la inexistencia de la llamada que siempre espera.
Cena el silencio de las palabras vacías de conversaciones vanas y se retira para fumar y esperar, desear, soñar, derrumbarse de cansancio, llorar, perder.
Harold cierra los ojos y se va en busca de los ojos infinitos, su amor perdido.
Harold es un ser devorado por el tiempo.

miércoles, 20 de febrero de 2008

El tiempo prevalece.


Todos llevamos con nosotros el vacío, el Tiempo. Estamos rodeados por un aura negra; Eso es el Tiempo. Un aura oscura grande al principio pero que va menguando lentamente. Somos tan cobardes que intentamos llenar ése aura de cosas. Nuestras acciones son vanas, sólo son para hacernos más llevadera la verdad que hay dentro de nosotros, el aura se comprimirá hasta aplastarnos y reducirnos a "nada". Nada prevalece, ni tan sólo los recuerdos.
Miles de sombras vacías caminaban a toda prisa por la ciudad. Miles de almas vivían corriendo lejos de la muerte. Miles de almas lloraban desesperadas aferrándose a lo material hasta construir un refugio que les salvase de la muerte. Todas salvo aquella alma tumbada en medio de la acera, sonriendo, viendo cómo las nubes eran más rápidas que las grises sombras de la ciudad.
Esta alma no tiene nombre, al menos en esta historia. Su tiempo no era precisamente amplio, ni más claro que los demás, ni tan sólo más oscuro; Era un alma igual que las demás, sólo que no tenía prisa, ni miedo. Caminaba alimentando sus ojos, dejando que las apresuradas sombras de la ciudad la atravesasen sin sentir dolor, agarrando el viento con sus manos, escuchando el leve menguante bombear de su corazón.
No se vive si no se muere.
No importaba cuántas cosas acumulase, el Tiempo la iba a aplastar como a las demás. No importaba cuánto pudiese hacer y pensar, el Tiempo la iba a aplastar como a las demás.
Las almas no son suficientes, el Tiempo siempre prevalece. No importa cuánto hagáis, penséis o tengáis.

Sólo, cuando dos auras negras en vez de atravesarse se entrelazan, se agarran la una a la otra, entonces se crea un nuevo Tiempo, el tiempo de las almas, el Tiempo infinito, el amor, el recuerdo perpetuo, el nacimiento de un universo.
No importa cuánto hagas, ni pienses, ni digas ni tengas, si no amas, el Tiempo prevalece

El niño perdido


Te perdía todas las noches así que te reinventaba cada mañana.

Hice del tacto de todas las manos del mundo el tuyo y dejé que tus ojos me persiguiesen desde todas las miradas.

Te lloré en todas las historias jamás escritas y acerqué mis manos hacia todas las pantallas, donde siempre estabas tú, alejándote, perdiéndote cada noche para reinventarte todas las mañanas.

Con cada trago de dulce vino te hice el amor y deseé estar por siempre borracho.

Recordé tus abrazos para que fuesen lo único que me vistiesen y le puse tu voz a todos los sonidos para hacer de éste mundo el lugar más maravilloso.
Tatué todas nuestras vivencias para que siempre estuviesen a flor de piel y convertí mi habitación en tu cuerpo para que me lleves siempre en el vientre.

Desterré mi alma para que fuese tu ángel.

domingo, 17 de febrero de 2008

Recuerdos



Escucho la hierba, su canto, su risa, como hace el amor con el viento. Puedo ver como los rayos del sol dan a luz miles de flores. Pongo mi mano en el suelo y siento como respira la Tierra; Hincha sus pulmones y suelta el aire relajadamente. Está dormida. La vida acaricia mi piel y por unos segundos soy bello y me siento, de alguna forma, querido. Por unos segundos no estoy solo.



Despierto. Siento el frío de la mañana y del suelo. Otra vez el parquet ha sido un prado en mis sueños. No siento la respiración de la Tierra, la Tierra sólo está viva en mis sueños, la Tierra está muerta. Todo es soledad y frío; Pronto morirán también mis sueños. Abro la ventana buscando el viento, también está muerto. No hay nada tras la ventana; No hay un mundo, no hay vida, no hay Tierra. Mi habitación vaga por el universo desde hace unos meses. Todo ha desaparecido. Todo está muerto. Un cubo en el espacio con un mono dentro, sólo hay eso. Todo está muerto. Todo es frío.



Me siento a mirar por la ventana. Vi apagarse las estrellas hace unos días. Ya no tengo ni eso. El primer jueves desde el inicio de la "nada" murieron los soles y los planetas; El sábado, sólo quedaban las luciérnagas del espacio, las hijas de la noche. Hoy sólo estamos yo y mis pensamientos. Pronto ellos también estrán muertos. He intentado acabar con esto. No puedo morir, la nada no me deja. Cada vez que muero despierto, habiendo soñado con la Tierra, en el frío suelo. Flotar hasta el fin del universo, traspasar sus fronteras y perderme en otro infinito con mis recuerdos. Éste es el precio. Vagar por la nada encerrado en mis recuerdos.



Todo está muerto y yo cada vez más lejos.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Dios en el infierno


Con los ojos rojos vacié la mirada en el poso infinito de aquellas palabras. El tacto de aquella pieza de papel era afilado como un cuchillo. El mensaje era un recuerdo feliz torturado hasta la muerte por el egoísmo. La piel se me enfrió hasta convertirme en una estátua de mármol. Sentía cómo sienten los planetas, era consciente del universo y conocía su triste destino. Lágrimas, al fin puras, resbalaban desde aquellos charcos de sangre y alcohol. Conocí el sufrir, el dolor y el sonido del corazón al desgarrarse. Me arranqué el alma y la lancé contra la pared con todas mis fuerzas con un grito de rabia que partió el infinito en dos. Un hombre solo cayó al suelo y durmió.

Amaneció un sol negro que no dañaba la vista sobre un prado incendiado. Árboles despojados de sus hojas, calcinados, todavía en pie, como queriendo mostrar el poder de su dolor y las conseqüencias de éste. Era el paraiso de aquellos que buscan la muerte de su naturaleza y esencia. El prado estaba infestado de señales de STOP y sobre cada una de ellas un cuervo reía apuntando con su pico al negro sol. El sonido de mis pasos era el chasquear de las piñas en el fuego y un vaho azul acompañaba sensualmente mi respiración. Me sentí solo y feliz. Estaba muerto.

Caminé durante horas hasta llegar aun pozo. Las aguas eran negras como el sol y todas las estrellas del universo se habían ahogado en ellas. Todas las estrellas estaban muertas; Ninguna volvería a reírse de mí. Necesitaba encontrar la Luna, descubrir su cadaver, calcinado por las llamas de mi odio. Era todo cuanto ansiaba. ¡Que placer si la encontrase aún viva para poder rematarla! Mi mente se aceleró hasta vaciar cualquier otro pensamiento que no fuese estrangular a la Luna. Recogí una pequeña estrella que parecía respirar en su última agonía; La acuné en mis manos con delicadeza para no matarla antes de obtener respuesta. Con voz firme le pregunté por su madre y descubrí mi nueva voz, una voz con un eco profundo y grave, era una voz fuerte y enérgica. La estrella no ofreció demasiada resistencia al nuevo poder de mi voz. La Luna estaba cerca y aún seguía viva.

La Luna reposaba en suelo, moribunda. Arranque una rama y le prendí fuego con un grito y con ella me dirigí hasta el infame astro mentiroso. -¿Ahora qué hija de puta? - mientras sus ojos se ensombrecían avisándome que no podría disfrutar demasiado tiempo del placer de matarla -¿Qué vas a hacer ahora perra mentirosa? - le grité. La rabia me dominaba y sabía que no tenía demasiado tiempo, la Luna se moría. Alcé la estaca ardiente y se la clavé en el corazón con todas mis fuerzas; Su pecho se elevó unos centímetros del suelo en un espasmo de dolor y soltó un último aliento ahogado que dejó un rastro de vaho azul y seco, como polvo.

Me alejé del lugar, con el cadaver de la Luna en llamas, sonriendo, pues sabía que por fin era el dios de mi propio infierno.

martes, 12 de febrero de 2008

Tarde para todo lo demás


Cada vez que miraba el reloj, éste me decía que era demasiado pronto para beber y demasiado tarde para todo lo demás. Aguardaba impaciente la hora de abrir una botella de un merlot magnífico que tenía esperando, provocándome con el erotismo de su contenido y su forma sinuosa y esbelta. Sonó el teléfono, hasta que calló; No quería hablar con nadie, no necesitaba ahogar mis penas con nada más que con aquel dulcísimo merlot.


El piso estaba pegajoso. Había restos de humo, de alcohol y sexo por todos los muebles. Cuando bebía una parte de mi moría dejando a otra su lugar. Al resucitar aquella parte de mi, unos ojos nuevos al mundo, tenía que contemplar el caos en estado puro. Botellas rotas, restos de todo tipo de comida y bebida e incluso algún que otro rastro de sangre. Siempre he celebrado buenas fiestas ... creo. Mi nueva cabeza, ausente de memoria pero con una extraña moralidad innata, me reprendía acciones que ni tan siquiera conocía aunque lo probable es que si la parte de mi que hubiese estado de fiesta no estuviese durmiendo la mona, lo admitiría con la cabeza baja y se pegaría un tiro en algún rincón oscuro de su morada. Hay tantas partes de mi que deberían suicidarse.


Era una buena hora, ya sentía como mi "yo" poco a poco se iba quedando dormido y aquel otro yo me susurraba al oído - Cuando éste se quede frito tu y yo nos vamos de juerga-. La botella de vino me miraba y me aplastaba la voluntad como si ésta fuese un piojo. Estaba enfrente de mi, rígida, alta, elegante e imponente. Me levanté para poner aquel disco que tanto me gusta, el Kind of Blues de Miles Davies; El bajo empezó a acompañar mis pasos hacia el sacacorchos mientras mi lujuria celebraba que finalmente la botella iba a ser mía. Descorcharla fué todo un orgasmo. Aquel precioso sonido que te indica que ya está lista para beberse, con aquel precioso sonido sabes que vas a probar el paraiso. Miles le daba caña a la trompeta y mi felicidad iba en aumento, mis músculos estaban tensos a la espera de acabar de servir el vino en la copa, de alzarla y que el preciado elixir de la felicidad y el olvido resbalase por mi garganta. Yo era un hombre que iba a morir envenenado y aquel merlot era el antídoto que me salvaría la vida. Era mi fantasía erótica con el vino.


La noche acabó a la hora que mi reloj me decía que era pronto para beber y tarde para todo lo demás.

lunes, 4 de febrero de 2008

A una bala del Paraiso


Encontré sus ojos en mi memoria. Aquella imagen me dió un puñetazo en la boca del estómago. Unos ojos pesados, muertos y resucitados que albergaban una pequeña llama capaz de incendiar el mundo de lo pura que era. Unos párpados que caían por no poder aguantar su propio peso.No puedo dormir. Aquellos ojos me persiguen y una sensación de culpa me invade y encadena al suceso.


Ninguno pudimos creerlo cuando lo supimos. Después de meses perdiendo el tiempo con los habituales, registrando barrios infectos, múltiples detenciones y tener que aguantar cómo la prensa se cebaba con el caso, dimos con la respuesta. ¿Cómo ibamos a creer en algo así? Nos han enseñado, la vida nos ha enseñado, la experiencia nos ha enseñado, que la vida no va más allá de lo que hay; Todo es material, todo se rige por las normas de la naturaleza humana, y ésta, aunque a veces sorprenda un poco, se desvíe del patrón, nunca puede ser ... ficción, no puede ser ... tan fuera de lo común.


Prudence había trabajado durante varios años con nosotros hasta que una crisis nerviosa la recluyó por una temporada en una prisión de mínima seguridad de psicólogos, psiquiatras y drogas legales. Nunca entimos porqué, nunca entendí porqué. Yo amaba la amaba, quizás no fuí el amante perfecto, mi trabajo es duro y ser feliz con toda esa mierda de ahí fuera no es fácil. Aunque la llave de la felicidad duerma contigo todas las noches. No hubo discusión, pelea, ni explicación, intento recordar cada detalle de nuestra relación y ... nada. Busco pequeños errores y los convierto en mares de sufrimiento para intentar encontrar una explicación. Algunas veces hasta me invento cosas que no sucedieron para satisfacer mi autodestrucción. Lo único que se es que Prudence cambió. Empezó a tener pesadillas frecuentemente, pesadillas horribles que la hacían gritar atormentada y sin poder despertar, a tener pequeñas visiones de cosas que se movían de sitio, hasta que un día intentó arrancarse los ojos y tuve que llevarla al hospital. La internaron.Pasaban los meses y los médicos sólo me decían que tenía un transtorno de personalidad, nosequé de brotes psicóticos, esquizofrenias y todos esos nombres que vienen a decir que alguien está chiflado y nada se puede hacer por ellos pero encerrarlos y cuidarlos con falsa lástima, no pueden matarlos pero los apartan del mundo porque son peligrosos.


Al principio fuí a visitarla cada día hasta que cada día pasó a ser cada semana, cada mes y al final cada año. Soy un hijo de la gran puta, lo se. Ella no reaccionaba a nada, sólo se tapaba los ojos continuamente y balbuceaba en un idioma que ni médicos ni yo entendíamos. La di por perdida, estaba perdida. Cuando me olvidé de ella, tener éste trabajo ayuda a olvidar a la gente que quieres y sólo pensar en asesinos y demás escoria, recibí una llamada. Era ella, me dijo que me quería y colgó. No tuve tiempo para hacerle las mil millones de preguntas que se me pasaron por la cabeza en sólo unos segundos, me dijo que me quería y colgó. Llamé al centro donde se supone que estaba interna y me dijeron que había escapado. Cuando colgué golpeando el teléfono contra la pared sólo tenía una idea en la cabeza, matar a todos los hijos de puta que trabajaban allí y encontrar a Prudence. La busqué durante días, semanas y meses, pero nada, Prudence había desaparecido y temí lo peor.


El trabajo, la escoria no descansa ni respeta tu dolor, ayudó junto a ese gran amigo, va por ti J.B, ayudó a que olvidase a Prudence durante unas horas al día. Una nueva ola de asesinatos brutales asolaban la ciudad; Las navidades traen consigo un montón de mierda, junto al verano es la temporada alta de criminalidad. La gente se harta de ver tanto a la familia, al final sólo son un atajo de gilipollas unidos por sangre o los genitales de algún pariente. Empezaron a aparecer cadáveres por toda la ciudad y, la verdad, de aquellos que alegran, que si un chorizo maltratador en la 23, un camello reicidente en Elm, incluso un Gotti en un lavabo público del Park. La escoria empezaba a caer por su propio pie. Nunca tantos muertos alegraban el día. Como era de esperar, con el paso del tiempo la prensa empezó a alimentar el rumor del "Vengador", jodida sociedad creada a base de comics y comida basura; Un puto héroe salvaba la ciudad mientras la pasma se tocaba los cojones en una cafetería comiendo donuts.


La racha se alargó hasta el verano y seguíamos sin dar con el puto héroe. Lo peor de éstas mierdas es que al fianl le da valor a la gente para que se apunte a cazar delinqüentes los fines de semana, mejor que jogging. Detuvimos a una docena de "vengadores nocturnos", la mayoría parados divorciados que ya habían terminado los fascículos de brocolage de los quioscos. Todos a la trena unos meses y a seguir con la jodienda de siempre. De nuestro hombre, nada. Era un puto agosto asqueroso, la ropa se tatuaba en el cuerpo por el calor y el olor a mierda recalentada viajaba por la neblina que se forma en el asfalto. Era un vertedero habitado. Estaba en casa intentando decidir qué era mejor, si darme la décima ducha del día o pegarme un puto tiro y dejar de preocuparme por el calor y la factura del agua; Llamaron a la puerta y se me cayó el cigarro sobre el pecho del susto. Ni lo noté, se apagó en la catarata de sudor que me resbalaba de la cabeza. Era Socowikz. Habían encontrado a Prudence en los muelles.


Atravesamos Mierdadesecha city a toda ostia atropellando a un perro, o dos, hasta llegar a los muelles. Prudence estaba hecha una mierda, rodeada de policías y amezaba con suicidarse si nos acercábamos a ella. Yo sólo vi a mi Prudence, a mi única razón para volver a casa después de patrullar el infierno, yo sólo vi a una mujer a la que todavía amaba y que había dejado pudrirse en la locura. Intenté acercarme a ella, que me viese, que me reconociese y, esperaba también poder abrazarla y no soltarla nunca más (a buenas horas, cabrón). Recuerdo sus ojos, pesado, muertos y resucitados que albergaban una pequeña llama capaz de incendiar el mundo de lo pura que era. Unos párpados que caían por no poder aguantar su propio peso. -Lo he hecho por ti amor mío- me dijo. -Te estoy ayudando, no estás sólo, te estoy ayudando, así podrás volver a casa y ser feliz, te estoy ayudando- sollozaba mientras blandía el cuchillo. Intenté calmarla, le dije que la quería, que todo iría bien, pero que ahora debía calmarse y venir con nosotros. Intenté abrazarla. Ella lloraba y se arrodilló en el suelo. Dos agentes se acercaron a ella para esposarla y lo supe, no lo conseguirían, grité y me abalancé sobre ellos pero Prudence, al verlos venir, se levantó, alzó el cuchillo y se rajó el cuello.


Compararon el ADN de Prudence y encontraron restos en los cuerpos de la gran mayoría de las víctimas(¿?). Mi trabajo la enloqueció, mi trabajo la mató, éste puto mundo de mierda la mató. ¿Me encontrarán sangre en el whisky? Estoy a una bala del paraiso, a una bala de la felicidad. A una bala de Prudence.

Bugambilia


Mortimer solía recogerse en una esquina de su habitación. Desprendía tanta negrura de su alma que la esquina llegó a oscurecerse con los años siluteando así a Mortimer abrazando sus rodillas. Mortimer creía encontrar algo de calor allí; Sentía el abrazo fantasmal de la soledad, convenciéndose así de tener cierta compañía en sus pensamientos, incluso sentía unas manos frías que le frotaban la espalda como diciéndole -tu y to siempre estaremos juntos-, la única frase que hacía sonreír al pobre Mortimer. Su cuerpo parecía no pesar, no era una sensación de flotar, sino de estar hueco, vacío, sin alegría pero también sin dolor, por unos instantes Mortimer no sentía nada, no hacía ni frío ni calor, sólo hacía Mortimer. Dejar de existir en éste mundo es la mejor manera que encuentro para expresar esa sensación, dejar de existir, dejar de sufrir y durante un breve momento, poder dejar de amar tanto.

Desde su rincón, la vacía esquina, Mortimer descubrió su universo, las sombras/enredadera que trepan desde el rincón opuesto hasta él por toda la pared hasta envolverle, abrazarle, en simbiosis, matando al hombre para convertirle en sombra y ser eterno. Mortimer no existía como tal en su universo, era una sombra que nadaba en los lagos/espirales púrpuras, se ahogaba y moría y renacía más sombra todavía, encontrando así una nueva manera de sentir; Su cuerpo no sentía tacto alguno más que la sensación de sus venas rozando lo etéreo y por fin dejó de sentir dolor físico; Sus ojos se hundieron dentro de las cuencas y observar así la tristeza del cuerpo humano; Dejó de oir para sentir puramente; Las sensaciones pasaron a ser sus sentidos.

Mortimer podía convertirse en flores de sombra que se desplazaban por la pared.


Mortimer sonreía mientras un hilo de oscura y apestosa baba empapaba su cuerpo desnudo; Había perdido toda la pigmentación, ni ojos, ni cabello ni piel tenían color alguno. Mortimer era una sombra y nada pudimos hacer por él. Pasa el resto de sus días ausente en una habitación interno en un centro psiquiátrico, pero yo se que es feliz siendo una oscura bugambilia trepando por la pared.

jueves, 31 de enero de 2008

La primera cita


-Suspiro- No puedo dejar de mirarla, parece una bailarina, de esas que dan vueltas al abrir la caja de música. Es tan blanca, la sangre todavía no ha dejado de circular totalmente; Tardará media hora en empezar a ponerse entre azul y morada. Sus ojos se han convertido en un espejo precioso y cristalino. Ya no expresan miedo como antes. Menudo susto cuando me ha visto. Me gusta ese momento en que pueden reaccionar, como si fuese una última oportunidad, para defenderse y escapar. Ninguna lo consigue, me estoy haciendo demasiado bueno en esto. Me pregunto si sería mejor darles alguna pista de lo que les va a pasar, quizás encuentre a una valiente que sepa reaccionar; Lo dudo. Con los hombres pasa igual, no hay sexo débil, son ellos y yo. Ellos son los débiles y yo soy el fuerte.



Mírala, ahora mismo parece una muñeca dejada caer al suelo. La niña se ha cansado de jugar con ella, la tira como si nada y va hacia la cocina para que mamá le prepare algo de merendar. No me gusta la ropa que lleva, la hace una muñeca fea. Me pasa muy a menudo, siempre he de traer algo de ropa bonita; Un vestido rojo, unos tacones no demasiado exagerados, prendas femeninas y no esas porquerías que no visten ni a los monos del zoo. A veces creo que mato camioneros.



-Suspiro- Cómo huelen sus muñecas. Están frías, rígidas y blancas. Las venas empiezan a recorrer el sendero azulado. Me encanta ver eso. Es como un tatuaje que deja la muerte a su paso. Como yo, que siempre les dejo una bonita gargantilla morada, que al enfriarse el cuerpo le nacen raices azuladas hacia la cabeza y el pecho. Se extiende; Dejo huella en ellas y se extiende. Mis actos son como un virus



¡Ahora! El momento perfecto, está blanca, han salido las raíces y las venas se hunden en mar oscuro. ¿Dónde he puesto el pintalabios? ¡Mierda, se me acaba el tiempo, rápido, rápido! Así, perfecto, no te molestes en sonreír preciosa, estás más guapa cunado te enfadas. Bueno cariño, es tarde, debería irme a casa. ¿Cómo? No, será mejor que no me quede, se cómo acaban éstas cosas y es pronto para eso; Además, yo nunca beso en la primera cita.






martes, 29 de enero de 2008

Niebla y Ceniza


El humo de cigarrillos baratos inundaba la habitación. Aquel cuartucho apestaba a años de encierro y soledad, un hedor similar al de los ancianos sucios. Montañas de libros y papeles, objetos inútiles y piezas de ropa sueltas formaban un laberinto de ideas y recuerdos y un solo zapato parecía llorar la pérdida de su pareja de lo abandonado que estaba. Zumbidos de aparatos electrónicos formaban un enjambre aterrador, uno podía imaginarse un solo enchufe lleno de ladrones y cables pelados chispeantes, a punto de reventar. La niebla del humo que parecía espesarse con la humedad de tantas lágrimas vertidas y viejas y vacías botellas vino y whisky hacía tan densa la atmósfera de aquella habitación que uno apenas podía moverse con la ligereza habitual. Aquel cuarto era ahora las ruinas de la imaginación y creación literaria humana. La única silla, demasiado moderna para la, digamos intencionadamente clásica, decoración bailaba en el único rincón ausente de trastos.

Al observar la escena cualquiera podría darse cuenta que aquello no era el cuarto de un artista sino el infierno de un alma atormentada, la cárcel de unos sentimientos humanos que merecían ser liberados y la hoguera de un corazón maldito. El suelo era ceniza pura de tanto tabaco acumulado y uno esperaría encontrar a aquel hombre petrificado/calcinado como uno más de los habitantes de Pompeya. Sin embargo el hombre, pseudo hombre después de tan trágica vida consagrada a la autodestrucción, se encontraba sentado en el suelo, con la espalda recostada sobre una torre de libros y papeles que parecía intentar con todas sus fuerzas sostener la caída del cuerpo sin vida del que una vez fue hombre. Estaba frío, pesado, parecía la víctima de una avalancha de desdichas; La barba de su cara, reseca como la hierba muerta y la piel parecía descolgarse; Los ojos abiertos denotaban que había sufrido en su muerte probablemente tanto como en vida y miraban asustados al cielo temiendo que nunca hubiese existido un dios; Su mano derecha sujetaba una sucia botella de vino sin etiqueta, había muerto queriendo olvidar lo que aún recordaba y, por lo que quedaba de vino, podemos decir que ni todo el alcohol del mundo fue suficiente. ¿Murió amando u odiando? Por su triste sonrisa diría que igual que vivió, amando.

Miles de folios alborotados cubrían el escritorio y un solo nombre en todos ellos; Escrito a mano, a máquina, con distintas caligrafías, tipografías y hasta cambiando de mano. El nombre divino, el nombre del amor, el nombre de aquellos ojos de mirada intensa que arrastra el alma hasta el infinito más oscuro del deseo y la desesperación, el nombre que acompañaba al humo que salía de su boca con cada calada de cigarrillo, un nombre de dolor. Por aquel nombre sangraron las yemas de sus dedos de tanto escribir, las uñas de tanto arrancarse el sentimiento de culpa que impregnaba su cuerpo y sus encías de tanta rabia que no podía sofocar. Por aquel nombre vivió amando sin dejar que nadie le amase a él. Y ahora todo es niebla y ceniza.

Nadie hizo preguntas, todo se empaquetó, etiquetó, clasificó y perdió en el olvido del almacén de los objetos de los que nunca existieron. El hombre fue examinado, lavado, etiquetado, clasificado, empaquetado y convertido en niebla y ceniza. Su historia, recuerdos e ideas volaron junto a las cenizas que aquellos que no lo conocían o recordaban esparcieron en el mar como era su deseo. El nombre del amor puro y verdadero se perdió para siempre salvo por aquel folio de caligrafía preciosa y fascinante que descansa en el bolsillo interior de mi americana, cerca del corazón. Temo volverme loco, pues siento su fuerza, siento cómo el nombre empuja mi pecho para acelerarme el corazón y cómo éste se forja a hierro candente en mis pensamientos. Siento la "A" que se clava en mi pulmón dejándome sin aliento, la "I" me atraviesa el estómago y dobla mi cuerpo, la "N" me venda los ojos sumiéndome en oscuro cautiverio, la "H" se cuela en mi garganta para ahogar mis gritos de socorro, la "O" como una corona de espinos corta la sangre a mi cerebro mientras que la última "A" me mira con ojos infinitos diciéndome -Tú también eres preso-. Tras ese nombre sólo hay niebla y ceniza.