martes, 14 de octubre de 2008

Las manos en la caja


Curioso. Miro mis manos con sumo detalle; Miles de líneas que se cruzan, rebotan y se pierden por el abismo del incierto final de la palma. Nuestro destino tatuado. Al nacer, los niños tienen las manos arrugadas, millones de líneas indescifrables, un destino no marcado, un futuro por delante. Según pasan los años nuestro camino se va marcando en nuestras palmas. El código de barras de nuestras vidas que marca nuestras acciones pasadas y futuras, nuestros miedos e inseguridades, nuestras virtudes y nuestros pecados. Las huellas dactilares son una pantomima si podemos averiguar toda esa información con las palmas de las manos. Encontrar unas manos dentro de una caja, por muchas líneas que tengan dichas manos, no es suficiente para esclarecer, desgraciadamente, por qué.

Llegar a tu casa, destrozado por el trabajo, con unas ganas increíbles de coger una cerveza fría, lanzar los zapatos contra aquel estúpido cuadro de escena de casa y tumbarte en la butaca e hipnotizarte con el "sinsentidoalguno" que echen por TV y recibir la, siempre inoportuna llamada, de la central ordenando a tu sucio, miserable culo de funcionario del orden que se levante y tire cagando hostias para allá, eso ..., eso amigos, es todo un indicio de que va a ser una noche larga, dura e insufrible; Tal como a mi me gustan.

Tarde, tan tarde que la Luna roncaba y babeaba, ahí estaba yo. Mi mueca de asco inamovible, mi estómago con los papeles del divorcio en mano, frente a una caja mugrienta y apestosa de cartón mojado. Dentro unas manos amputadas y todo el asco que puede dar la visión de éstas, la sangre reseca ennegrecida y su putrefacto olor. Mis ojos escrutaron aquel "regalo de cumpleaños", aún adormilados, como buscando una nota; De alguna forma esperaba que el autor de tan polémica (nota mental: Dejar de leer el Readers Digest) obra firmase aquello. Nada. Claro que nada, si todos los asesinos, ladrones, etc dejasen una nota tras sus actos mi trabajo sería bastante sencillo. ¿No creen?.

Bueno, pues así estaban las cosas. Llamamos a todos los hospitales preguntando por tipos en la sala de espera sin manos, enviamos el regalito al laboratorio forense (Forenses, aquellos niños que de pequeños se arrancaban las costras con placer y se recreaban observándolas y hasta probando su sabor). Varón, treinta y tantos, raza blanca, fumador, se mordía las uñas, etc. Genial, eso sólo nos deja dos posibilidades entonces. No, es broma, eso nos deja con lo mismo que nada a mi entender.

Papeleo, broncas, cafés hasta provocar infartos, más papeleo y para casa. El fascinante mundo de resolver crímenes siempre es más fascinante en TV.

En el camino un neón azul y rosa llamó mi atención, función para la que se crearon. Un escaparate con una gran mano azul y un ojo rosa en el centro. Gebula, adivinadora, Tarot y chismes varios para espíritus de esos. "Lectura de manos". Era tarde, estaba cerrado pero algo me decía que por mucho sueño acumulado que tuviese además de ser un auténtico necio, aquello era mejor que nada y no perdería nada por echar un vistazo mañana. Soy un imbécil por pensar eso, ya lo se pero ...mi madre siempre decía que sería policía, un imbécil, gordo y un borracho como mi padre, si es verdad que se ha cumplido mi destino, que existe un destino, entonces ¿Por qué no intentarlo?

Fui el tonto de la comisaría durante meses y aún me acompaña en las risas de las anécdotas de mis compañeros en el Bar. Las manos estaban demasiado estropeadas y Gebula era una farsante. Me cayó encima una lluvia de capones impresionante, cientos de informes y demás trabajo de oficina. Mi historia con tantas posibilidades de sorprendente, de titular en todas las portadas, adaptación para un guión de Hollywood, etc, sólo es la mayor chorrada que se le pudo ocurrir a un policía cansado, con mucho sueño y muy tonto. El fallo debía de ser de Gebula porque mi madre acertó en todo.

1 comentario:

Marc Gil dijo...

Jajajaja

M'imagino el poli rebent les "collejas" dels companys en plan "pero tu estás tonto o qué"

Salut!