jueves, 29 de noviembre de 2007

Strawberry fields forever


Mirad directamente al Sol, desafiantes y sonrientes, llenaos el alma con su calor como si os abrazase para ser vuestra luz en el Universo; Un guía que conoce el nombre de todas las estrellas, de todos los planetas y de todo aquello que habita en el brillante infinito. Tomad de la mano al Sol, corred por el campo de estrellas, montad sobre las constelaciones, probad de quitarle el cinturón a Orión, a ver si se le caen los pantalones; Respirad, que el polvo de estrellas os haga cosquillas en la nariz y se estremezca como la de los conejos que viven en la Luna. Echad una carrera con un cometa y comeos un helado en Plutón.

Cuando llegue la hora de dormir, dadle las buenas noches al Sol, despedios con un abrazo del más puro calor y dirigios sonrientes hacia la nube más rosada y blanda del Universo, acurrucaos mientras las alegre estrellas se posan sobre vosotros como una manta de luz y amparo. Pronto vendré la Luna para daros un beso de buenas noches.


Buenas noches niños perdidos


(Noe, mira al Sol y cierra los ojos, en la más absoluta oscuridad hay colores maravillosos)

lunes, 19 de noviembre de 2007

Adiós si no ponéis remedio


El día que murieron los sueños, deseos y todas las criaturas de nuestro universo fantástico no era ni un día gris, ni llovía, ni nada especial; El día que suicidamos al niño que hay dentro de nosotros era un día normal y corriente. No busquéis imágenes de tristeza como si intentaseis recrear un funeral digno para vuestro espíritu, el día en que matasteis vuestra libertad ni os disteis cuenta. No escuchasteis llorar a los colores, ni a las guindas de los pasteles y lo más importante, no oísteis como todos los bebés del planeta rogaban a las pocas hadas que quedan que se los llevaran antes de que sea demasiado tarde y el mundo los convierta en "señoras y señores".


Sólo tenéis una opción, gritad bien fuerte -¡Yo si creo en las hadas!-, si lo hacéis lo suficientemente fuerte y de corazón aún podréis salvar al niño que tenéis dentro, si no, entonces tengo razón yo y estáis muertos.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Abrazado a una sombra


Con la piel erizada por una melodía, una de aquellas canciones que hasta en el momento más feliz de nuestra vida nos hacen llorar de emoción, siento un abrazo fantasmal; La sensación de que siempre hay alguien conmigo en los momentos que más lo necesito. Notas una suave caricia en la mejilla, un beso frió en la frente o en los labios, una presencia cercana que da calor aún su espeluznante naturaleza.


Hace muchos años creía que la Luna me escuchaba, me entendía y me acompañaba en las frías mañanas de invierno camino al colegio. Únicamente con creerlo ya me sentía acompañado y notaba ese abrazo que ella me enviaba desde el mundo de las estrellas. Era suave y caluroso, tranquilizador como el de una madre, pero tierno como el de una amante. Creo que llegué a enamorarme de la Luna, del ideal que suponía y la falta de alma gemela aquí en la Tierra. Incluso en más de una ocasión había llegado a llorar de lo desesperante que es amar la Luna. Rezaba por convertirme en Noche, dejar de ser un triste chico y ser poeta eternamente. Era adicto al abrazo fantasmal que la Luna me ofrecía en mi soledad.


Hoy ésta sensación me acompaña, mi abrazo frío y cálido, los besos de otro mundo que me dan paz y sosiego y lamen mis lágrimas. Hoy que ya no soy un triste chico sino un triste hombre se con toda seguridad que es la Luna quien me abraza y besa; Hoy que ya he visto súcubos e íncubos, que me han acariciado, besado y he retozado con ellos, soy capaz de entender los abrazos y besos de la Luna. Es ella quien ahora se siente atraída por mi, es ella quien me busca en la noche, mira a la Tierra buscándome, intentando percibir mi olor y rozar mi cuerpo.


La Luna quiere mi sexo y yo aún quiero ser Noche

miércoles, 7 de noviembre de 2007

La revolución de los sentidos


Las lágrimas caen, fluyen como pequeños ríos y van a morir a la comisura de los labios; Saboreamos su amargura y la sal que contienen provocan escozor en nuestros heridos labios traicionados. Liberamos parte de nuestro dolor llorando, nuestro sufrimiento escapa lentamente en sollozos ahogados y respiración entrecortada como queriendo conservar aún nuestro dolor y no dejarlo salir todo de golpe; El temblor de las manos como queriendo agarrar algo con todas nuestras fuerzas; Todo nuestro corazón encogido como preparándose para reventarnos el pecho y escapar. Nuestra mente se convierte en un laberinto de pensamientos violentos, acomplejados, impotentes, desesperados y suicidas que no pueden encontrar la salida a través de la razón. Recuerdos pasados, presentes y futuros, caminos alternativos y suposiciones que nos enturbian la mente como voces que nos dicen "Te lo dije, iluso, estúpido", nos menosprecian y amenazan con seguir atormentándonos hasta que nos arranquemos la cabeza.

La mentira y la duda, cogidas de la mano como unas tétricas hermanas gemelas que nos proponen ir a jugar con ellas al más oscuro rincón del bosque, nos seducen con sus tan falsas caricias. La ira, aquella criatura que nos lleva a cometer los más terribles crímenes contra nosotros mismos, se apodera de nuestro cuerpo y mente, nos hierve la sangre y domina la boca conviertiéndonos en una bestia sedienta de venganza que desgarraría a mordiscos todo lo que nos ponga por delante.

Finalmente llega la reina de fiesta, la impotencia, siempre seguida de su amante/consejera, la razón para reprimir la revolución de los sentidos.

Nuestro cuerpo vuelve a estar en orden, volvemos a ser mansos corderos y seguimos caminado hacia nuestro destino, siempre con la fría mano de la muerte en nuestro hombro, pues es ella quien mejor conoce el camino.