jueves, 19 de junio de 2008

Mi amigo, su bigote y la sonrisa de éste

Cierro los ojos y le veo. Lleva mi sombrero de paja puesto y abanica la armónica en la mano derecha mientras nos mira con una sonrisa como diciendo-¿En serio, queréis que toque esto? Allá vosotros-. Reímos. Reímos mientras la desarmonía llueve sobre nosotros creando un torbellino de caos musical, ritmos frenéticos y risas que arrasa con todo. Y vemos su cuerpo gordo simpático agitarse soplando y salpicando babas de rock'n'roll y blues. Grita con su voz profunda y ronca que parece el mar embravecido contra las rocas; Grita ahogándose de la pasión que siente por transmitir toda la energía que tiene dentro, sus ganas de reir, de disfrutar, sus ganas de rock.
Brindamos todos con las miradas caídas por el exceso y el sueño. Con el primer trago se nos iluminan los ojos, volvemos a tener ganas de rock, volvemos a cantar, bien y mal, volvemos a rascar la guitarra como si frotásemos metal con un cepillo de púas, volvemos a soplar la armónica haciendo de nuestros pulmones un estallido de energía y pasión. La noche se inunda de blues, la noche se inunda de rock. Como lobos aullando expulsamos el humo de nuestros cigarros cubriendo la noche con la niebla del vicio y chocan nuestras copas que son el eco de nuestros cantos.
Cierro los ojos y le veo. Con una mirada entre severa y comprensiva asiente cuando le pedimos porfavor hacer una fiesta. Su dedo en alto confirmándonos poder hacer la fiesta pero que mañana nos despierta, a todos, a las 9. La sonrisa, aquella sonrisa de padre, de amigo, de -yo también tuve vuestra edad y os entiendo-. La sonrisa de bigote. Se da la vuelta y sabemos exactamente lo que piensa; Nos entiende.
Cierro los ojos y le veo. Cocinando tranquilo porque sabe de su éxito. Con una cara jovial, disfrutando de todo el ritual de ir a comprar a aquel super al que nadie va y todo es mucho más bueno. Recitando/Cantando versos de Quevedo con algunas licencias de genio. Su bigote sonríe, el bigote de Fernando siempre sonreía.
Gracias Fernando, gracias por la sonrisa de tu bigote.
Hasta pronto.

miércoles, 11 de junio de 2008

Juventud Sónica


Todo es oscuro. Todo se funde en un mismo tono que engulle la luz y los objetos dejándome desnudo frente a la nada con un mazo en mi mano. Intento taparme de miles de ojos que se abren en la oscuridad; Ojos que parpadean y sonríen, ojos que espían, ojos que siguen, ojos que lloran, ojos que gritan -¡Destruye!-. Frente a mi, una mesa puesta para 500 comensales. Porcelana preciosamente decorada, preciosamente frágil y delicada; Cristalería finísima, parece romperse con tan sólo posar la vista sobre ella, copas relucientes que brillan como estrellas en medio toda esta gran nada, infinita nada. Cubiertos de plata con filigrana de oro que deslumbra tan intensamente que mis pupilas son ahora blancas casi transparentes. ¡Me duelen! ¡Mis ojos, me cago en la puta, joder!¡Aahhg, ostia, mis putos ojos! Los presiono con tanta fuerza que me revientan; Un estallido de sangre motea la nada.

Los ojos se ríen, los ojos me gritan y abuchean. Los ojos y toda esta puta mierda ... ¡Se pueden ir a la puta mierda! Me abalanzo sobre la mesa y con el mazo, manos, piernas y cabezazos destrozo todo lo que sale a mi encuentro. Los cristales atraviesan mi piel y cortan mi cuerpo, los tenedores clavados en el pecho y los cuchillos incisan mis dedos. Todo está tan afilado que mis gritos se desgarran y se paraliza la inercia destructora de mi cuerpo. Sigo. ¡Joder si sigo! Puta nada de mierda, putos vasos, platos y cubiertos, puta jodida mesa y jodidos putos ojos de los huevos. Grito, grito, grito y grito y todo estalla. La nada estalla, todo revienta y miles de brillantes partículas se estancan en el aire como rodeándome de estrellas. Ya no sangro y miles de costras inundan mis manos, brazos, cara y pecho; Las costras se mueven, lentamente, como palpitando y avanzan hacia el mismo punto de mi pecho. Sólo hay una gran costra, una sola sobre mi esternón. Me duermo.

He soñado, he soñado que corría en un prado cogido de la mano de mi alma, una mujer, era una mujer y era mi alma y me daba besos en la mejilla. De repente sudaba, sudaba y me ahogaba en el sueño. Estoy despierto, mirando la gran costra. Es gris casi negro ¿Es la nada, joder, joder, joder, es la nada?¡Mierda! Me rasco y la costra se va pelando; Saltan pedacitos de sangre y piel seca sobre mis pies y me pican, me muerden porque son hormigas. Sacudo los pies y mi cuerpo se estremece. Me siento en el suelo para mirarme los pies de cerca. No hay nada. Sigo rascándome la costra y ya no salen hormigas, sólo es sangre seca pero no acaba; Empiezo a cavar un boquete en mi pecho, no sangra. ¡No sangra! Joder, no sangro. Me muerdo el brazo, aprieto fuerte y no sangro, me arranco un buen cacho de piel y no sangro. Me río, me río y reaparecen los ojos. Ojos que ríen, ojos que lloran, ojos que siguen y ojos que ruedan. Ojos que gritan -¡Destruye!.

lunes, 2 de junio de 2008

9mm


Monto mi Beretta M9. El encajar de las piezas suena como si rompiese pequeños huesos como los de un pájaro. Cada pieza limpia y engrasada. Antes mataba, ahora destruirá, eliminaría. La 9mm parabellum me mira con ojos amorosos, dándome las gracias por cuidar de ella, admirando mi capacidad para amarla, protegerla; Cuando me mira baja la mirada sonriendo y un poco asustada, tímida como una joven en el momento antes de ser penetrada por primera vez con el que cree el amor de su vida. Soy su Dios.

Me gusta acercarme la pistola a la sien, le doy la oportunidad de matarme si quiere, soy un tipo justo y un amante de la perfección. Si le parezco feo, que dispare, si le parezco bruto, que dispare, si quiere verme muerto, que no llore y dispare. Nunca lo haría, tiene demasiado amor para mi. No es miedo, ella me quiere tal como soy y hará siempre aquello que me haga feliz por el puro placer de verme satisfecho.

Mi 9mm lo daría todo por mi, es mi compañera en mis salidas nocturnas, con la que toma mis pintas en el bar, quien escucha mis penas y comprende mis sentimientos sin mediar palabra; Mirándonos a los ojos, somos felices, mirándonos a los ojos, el mundo que nos rodea está muerto y juntos creamos un nuevo universo.

Ella siempre me susurra al oído - "Eres un Dios, cariño, eres mi Dios y serás el Dios de todo el mundo"-. Lo soy, soy un Dios y todos aquellos hijos de puta que lo pongan en duda comprobarán el poder de mi arma, el fuego de mis ojos, la fuerza de mis manos y brutalidad de mi cerebro. Ya son muchas zorras ingratas que han intentado robarme de los brazos de mi amada. Sucias perras lascivas, sólo quieren dinero, sólo quieren objetos, sólo son putas. Mi arma, mi arma es distinta, mi arma me ama y me ayuda a quitarme a esas zorras de encima. Si, le gusta mirar, ella me guía, me dice atraviésalas con tu cañón, y si la tengo en la mano es como si me corriese con ella.

Mi pistola me ama, ella jamás me disparará.



La nota nos hizo estremecer. Aquel enfermo hijo de puta, un violador y asesino en serie, justificaba sus acciones diciendo que era su pistola la que lo obligaba a cometer todos aquellas atrocidades. Otro tarado de mierda que se salvaría alegando que está chiflado y en un par de años comiendo de puta madre y explicándole cuentos chinos a un tipo que va todo el día en bata y a la calle con un papel en la boca donde dice que está completamente rehabilitado para reincorporarse a la sociedad, un empleo y el perdón de los jueces. Puto sistema de mierda, está gente, tanto los asesinos como los políticos y abogados mojigatos, activistas sociales maricones y demás calaña que no tiene que recoger la mierda de las calles, debería nacer muerta.

Joder, es una suerte que yo no pregunte antes de disparar y este hijo de puta este muerto; Una auténtica suerte.