martes, 29 de julio de 2008

En la ciudad pt.3


¿Por qué se había ido todo el mundo? ¿Por qué me habían dejado aquí sólo? ¿Por qué ... TODO?

Llevo ya 5 meses encerrado en un planeta desierto. Nada de lo que mantenía a la sociedad en la que vivía funciona ya; No hay agua corriente, no hay gas, la comida de los supermercados empieza a caducar y un horrible hedor a podrido parece invadir todo este jodido planeta. ¡Joder, se han marchado hasta los perros! ¡Han preferido llevarse al puto Bobby o Blacky o Chuchocomepollas antes que mi, joder, antes que a mi! Ya no se qué hacer, qué buscar, qué pensar. Pensar duele, tengo hambre y frío y sed y voy a morir, voy a morir solo porque la puta y jodida humanidad entera me ha dejado tirado. No hago más que pensar en por qué ha ocurrido todo esto, qué he hecho para que me dejasen aquí. Se que no he sido un santo pero, ¡Coño, hasta Bin Laden se ha ido con los demás! -Bueno, eso no lo se pero no pienso caminar hasta Afganistán o donde quiera que esté el tipo este para tener compañía-. Busco en el periódico en el que se despedían de mi; Nada, nunca veo nada nuevo. Se han ido y punto, nunca sabré por qué.

Ya ni salgo de casa últimamente. ¿Para qué? No hay nada ni nadie que pueda ayudarme. Sólo quedo yo, bueno, exceptuando a las plantas y algunos bichos como pájaros e insectos, cosa que no entiendo, no hay perros, ni gatos ni conejos ni monos ni ... ornitorrincos, bueno, eso, animales ... comunes, de compañía -Ok, los ornitorrincos no son animales de compañía-.

Hace dos horas ya que la televisión ha dejado de emitir el canal de emergencia ahora ya no hay nada, ni señal ni nada de nada, sólo un puto punto blanco en la pantalla y un leve pitido que cada minuto me resulta más insoportable. Apago la tele pero el pitido continúa, apago la radio, desconecto el generador para que se apague todo lo eléctrico ¡Joder! El pitido sigue en mi cabeza y cada vez es más fuerte. Salgo cagando leches de la casa; Sigue allí, no hay manera de que pare. ¡Calla joder, calla de una puta vez! No puedo más, me voy directo de cabeza contra un muro.

¡¿Eh?! ¿Qué pasa, dónde estoy? Todo es blanco, no, amarillo, no, espera, es rosa; Las casas, el asfalto, los árboles, todo va cambiando de color como si se tratase de un patrón, primero blanco, amarillo, rosa, azul, etc. ¡Aghh, me duele la cabeza, me duelen los ojos! Y ese condenado pitido no para de sonar, el golpe no ha sido suficientemente fuerte, el pitido no para y además ahora veo mal y tengo alucinaciones. ¿Qué es eso? Oigo como un rugido. Va en aumento, cada vez está más cerca; Parece ... ¡Agua! ¡Joder que puta ola, es un maremoto!

martes, 22 de julio de 2008

En la ciudad pt.2


Otra calurosa noche se presentaba jadeando y sudorosa. Maldito clima. Se pega la mierda de la ciudad al cuerpo. Estoy convencido de que si me quedase dormido en pelotas en el balcón, despertaría cubierto de una capa de mierda grisácea. Como cuando llueve barro, la combinación de agua y polvo deja los coches hechos un asco; Pues igual. Este calor, este bochorno, me entra una mala hostia en el cuerpo -Joder-. Sólo veo un sol de justicia en el cielo y unas nubes agotadas, inmóviles, dándose un respiro y diciéndose a ellas mismas -Joder, coño, ya podría llover un poco ¿No?-. Cuando piensa en estas chorradas sonrío; Permitídmelo, hace mucho calor y estoy muy agobiado.

Hace dos semanas que no encuentro a nadie. Ya me estoy haciendo a la idea de que se han marchado todos como rezaba aquel titular. Joder, imagino lo que estáis pensando; Si yo estuviese en esa situación abordaría toda la ciudad en plan pirata y pillaría de todo. Ok, hecho ¿Y luego? Esto no es fácil. Todo el mundo ha desaparecido, no hay nadie, nadie joder. ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora, dar la puta vuelta al mundo a ver si otro imbécil se ha quedado tirado? ¡A la puta mierda joder! Todo este calor, toda esta basura en la calle, toda la suciedad del mundo, toda esta soledad. ¿Suicidarse? Ya, como si fuese tan fácil. Ya lo he intentado pero debo ser demasiado cobarde, supongo. He desvalijado toda la ciudad, tengo de todo y como un imbécil lo guardo en un garaje ¡Como si alguien pudiese quitármelo! ¡Ja, ojala! Ojala haya alguien más, alguien, me da igual quien, en serio, incluso si es el hijo de puta malnacido más grande del planeta. Me da igual. Que venga alguien, pronto, voy a volverme loco.

No hago más que pensar en lo cabrón que he sido; Todas las putadas, todas las promesas incumplidas, todas las cosas que debería haber hecho bien en vez de "a mi manera" ¿Verdad cabrón, eras incapaz de hacer nada a derechas? ¡Tu siempre a la tuya! ¡Siempre pasando de todo, de todos! ¡Joder!. He perdido mi vida, lo he perdido todo, no hay nadie aquí, nadie. Sólo yo, la ciudad desierta, el calor, la mierda y mi puta cabeza que no deja de tocarme los huevos.

¿Cuanto tiempo puede un hombre vivir solo?

martes, 8 de julio de 2008

Hoy en la ciudad pt.1


La mañana despertó con un bostezo sonoro. El polvo y la supersuciedad (con el poder de volar) repiqueteaban en la ventana produciendo en mi cabeza el mismo efecto que la gota malaya. -Mierda, putos Lunes-.

Desperté con el clásico picor corporal machuno y la boca pastosa tras una noche de demasiados cigarrillos/alcohol/varios y falta de higiene bucal. Tambaleé hasta la puerta del baño y me apoyé en el marco evitando caer al suelo por el desnivel parapsicológico del edificio. -Que feo eres- me decía con aquella alegría de saber que no es cierto, sólo estaba un poco ... desmejorado, o mejor, poco acicalado; Chapa y pintura para uno por favor.

Una vez reconstruido salí a por un periódico para envolver el bocata, si era del día mejor, así llenaba mi cupo de lectura semanal y me enteraba de todas aquellas cosas que me importan una puta mierda. En un principio, acordarme de qué coño había hecho el día anterior, si le debía pasta a alguien y si este era peligroso así como diversas pajas mentales sobre Bugs Bunny dándole una paliza a Batman, eran lo único que ocupaba mi cabeza; No me di cuenta de que estaba solo, completamente solo. Ni un alma, ni un grito, ni un frenazo de coche y inmediato insulto seguido del dulce sonido de las ostias como panes y algún que otro navajazo si no era un tiro. Solo. Y en silencio. Joder, como acojona el puto silencio en una ciudad de millones de gilipollas que respiran y caminan. Ahora si que necesitaba un periódico del día.

Todos los comercios estaban abiertos pero no había nadie. No se veía ni oía a nadie. Llegué al kiosko jadeando, las prisas, las ganas de saber si había pasado algo mientras yo destrozaba mi cuerpo poniéndome hasta el culo de todo. Imaginaos, el único superviviente de una catástrofe se salva por pasarse la noche solo en su casa bebiendo, fumando y drogándose después de echar un polvo con la guarra del barrio. ¡Coño, claro, Alice! Si yo estaba vivo y ella se debía pirar cuando despuntaba ella estaría ... pues igual que yo, o con gente y toda esta paranoia post ponerse hasta el ojete sólo es una ... pues eso, paranoia. Pero primero, no hay que desaprovechar éstas ocasiones, desayuné gratis en el Dorothy´s (quiero volver a Kansas, quiero volver a Kansas).

Alice no debía estar para demasiadas ostias. Digamos que ayer ni fui un caballero ni tuve intención de serlo en ningún momento aunque, claro está, esa zorra no ha sido una dama en su puta vida. Nadie contestaba así que subí a su piso directamente. Entrar fue fácil, es tan puta que deja la llave bajo el felpudo que es donde le gusta a ella que estén las cosas, bajo su felpudo. Nadie, sólo un montón de mierda desordenada (como si la mierda se pudiese ordenar, ja). Me senté en lo que parecía un montón de ropa sucia apilada para formar un puf, o bueno, quizá yo tenga un visión muy artística del diseño; Abrí el periódico, era de ayer. Empezaron a temblarme las manos y un sudor frío y salado resbalaba desde mi frente hasta despertar la sensibilidad de mis mandíbulas de drogata. Un único titular, una sola frase para explicar esta puta, jodida situación de mierda, un único mensaje.

Adiós, nos vamos.