jueves, 31 de enero de 2008

La primera cita


-Suspiro- No puedo dejar de mirarla, parece una bailarina, de esas que dan vueltas al abrir la caja de música. Es tan blanca, la sangre todavía no ha dejado de circular totalmente; Tardará media hora en empezar a ponerse entre azul y morada. Sus ojos se han convertido en un espejo precioso y cristalino. Ya no expresan miedo como antes. Menudo susto cuando me ha visto. Me gusta ese momento en que pueden reaccionar, como si fuese una última oportunidad, para defenderse y escapar. Ninguna lo consigue, me estoy haciendo demasiado bueno en esto. Me pregunto si sería mejor darles alguna pista de lo que les va a pasar, quizás encuentre a una valiente que sepa reaccionar; Lo dudo. Con los hombres pasa igual, no hay sexo débil, son ellos y yo. Ellos son los débiles y yo soy el fuerte.



Mírala, ahora mismo parece una muñeca dejada caer al suelo. La niña se ha cansado de jugar con ella, la tira como si nada y va hacia la cocina para que mamá le prepare algo de merendar. No me gusta la ropa que lleva, la hace una muñeca fea. Me pasa muy a menudo, siempre he de traer algo de ropa bonita; Un vestido rojo, unos tacones no demasiado exagerados, prendas femeninas y no esas porquerías que no visten ni a los monos del zoo. A veces creo que mato camioneros.



-Suspiro- Cómo huelen sus muñecas. Están frías, rígidas y blancas. Las venas empiezan a recorrer el sendero azulado. Me encanta ver eso. Es como un tatuaje que deja la muerte a su paso. Como yo, que siempre les dejo una bonita gargantilla morada, que al enfriarse el cuerpo le nacen raices azuladas hacia la cabeza y el pecho. Se extiende; Dejo huella en ellas y se extiende. Mis actos son como un virus



¡Ahora! El momento perfecto, está blanca, han salido las raíces y las venas se hunden en mar oscuro. ¿Dónde he puesto el pintalabios? ¡Mierda, se me acaba el tiempo, rápido, rápido! Así, perfecto, no te molestes en sonreír preciosa, estás más guapa cunado te enfadas. Bueno cariño, es tarde, debería irme a casa. ¿Cómo? No, será mejor que no me quede, se cómo acaban éstas cosas y es pronto para eso; Además, yo nunca beso en la primera cita.






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