lunes, 14 de enero de 2008

Alfred Winebump


En 1879, Hallifax, Inglaterra, se vivió una gran historia de amor. Alfred Winebump y Josephine Hammersmith eran dos jóvenes amantes ingenuos y alocados; Corrían de noche por las praderas y rodaban por las laderas; Intentaban pescar el reflejo de la Luna en el estanque para dársela el uno al otro; Silbaban melodías que sólo ellos dos conocían; Se escondían mensajes en los pequeños huecos de los muros de piedra; En invierno iban a buscar cerezas y en verano le cantaban a los sauces por si éstos echaban de menos al viento.


Las gentes de Hallifax, en un principio, no veían con buenos ojos la actitud de los dos enamorados, tanta naturalidad les desconcertaba y les provocaba cierta envidia pero con el tiempo empezaron a cogerles cariño pues eran puros e inocentes, rejuvenecían con su paso a los ancianos y rebrotaban lágrimas de alegría a las viudas, que con un recuerdo que les helaba placenteramente la espina dorsal, se emocionaban al recordar a sus maridos. El pueblo entero parecía avanzar hacia el amor y la tolerancia gracias a éstos dos locos y tontos enamorados.


Cuando las familias Winebump y Hammersmith decidieron que debían arreglar de una forma cristiana el amor entre los dos locos y tontos enamorados la tensión y el miedo pronto ganaron terreno en la mente de Alfred y Josephine. Debían comportarse, actuar sensatamente, empezar a planificar el futuro y sentar cabeza; Se les prohibió salir por las noches, Alfred tuvo que aprender un oficio respetable y tomaba lecciones de Derecho, Economía y Filosofía, mientras que Josephine tuvo que aprender labores del hogar y protocolo. Fueron los demás quienes mataron el amor entre Alfred Winebump y Josephine Hammersmith.


Alfred no parecía asimilar bien sus lecciones, apartado de Josephin; Aunque queriendo cumplir con la obligación de formarse para mantenerla digna y cristianamente, siempre mostró rebeldía, un impulso de ir a buscar a su amada para ir a correr por las praderas, buscar cerezas y cantarle a los sauces. Josephine pronto perdió el interés en Alfred, que parecía demasiado frágil como para ser un hombre de provecho y la familia Hammersmith no tardó demasiado en encontrarle otro pretendiente.


Alfred no volvió a sonreír, ni a correr, ni a cantar, ni tan sólo a soñar; Acabó por convertirse en un hombre de provecho pero sólo encontraba desdicha e infelicidad. Las noches de mayor Luna se escapaba en la noche al estanque en busca aunque sólo fuera, de la sombra de Josephine. Nunca la encontraba.


Mil cartas escribió Alfred a Josephine y mil cartas fueron quemadas en la chimenea de ella. Alfred terminó volviéndose loco, delgado, pálido e hizo el solemne juramento de no cortarse las barbas hasta haber recuperado la felicidad, a su Josephine.


En 1904 Alfred Winebump vivía aislado en una cabaña que él mismo había construido cerca del estanque, cerca de los sauces. Tenía 42 años, era pobre, la gente se apartaba de él y los niños le llamaban "abuelo muerte" mientras le tiraban piedras al pasar. Era un viejo malhumorado a pesar de su no tan avanzada edad, nunca sonreía y sus ojos parecían exentos de vida. Un médico que le examinó una vez dijo que su corazón parecía latir contra su voluntad; Y todas las noches buscaba la sombra de Josephine en el estanque.


Un 14 de Abril un pequeño séquito de personas se plantó en su puerta. Desganado y pasivo les abrió por contarse entre ellos el alcalde del pueblo. Todos sonreían e intentaban darle la mano felicitándole efusivamente; Había registrado el record Guiness por poseer la barba más larga del Imperio Británico, superando incluso al célebre Mahatma Rajnajunaipur, que hasta entonces ostentaba el record. Tanta gente felicitándole, abrazándole, mostrándole cariño le secuestraron una pequeña sonrisa y unas lágrimas de emoción. Todos estaban sorprendidos, nunca imaginaron que Alfred Winebump, abuelo muerte, tuviese una sonrisa tan frágil, conmovedora y amable. Pero Alfred de pronto, con un arrebato de furia, empezó a gritar y a llorar descontroladamente, quebrando mares y cielos, fundiendo nubes y helando el mismo infierno. Las autoridades abandonaron la casa de Alfred aterrados ante la violenta actitud del anciano.


Era de noche cuando Alfred dejó una nota que rezaba-"Perdón mi amor por ésta traición"- sobre un triste y destartalado escritorio. Era de noche cuando Alfred cantó por última vez a los sauces. Era de noche cuando Alfred dejó de ir en busca de la sombra de Josephine al estanque. Era de noche cuando Alfred se ahorcó en la única habitación de la cabaña que él mismo construyó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuanto más veces lo leo, mas me gusta!!
Alfred Winebump win!!!weeeehhh!!

-La fan-