sábado, 12 de enero de 2008

Amanecer


He visto amanecer. Sentado en la cornisa de la ventana, sintiendo el fresco viento de una mañana de invierno, la ciudad despertaba atropellada por el sueño y la resaca. Balanceaba los pies, retrocediendo varios años en mi memoria hasta llegar a un recuerdo infantil feliz. El Sol me acariciaba la cara con su luz templada; He logrado olvidar por unos segundos a mis fantasmas, mi enfermedad y mis pocas ganas de vivir. No he tenido valor para saltar, nunca lo he tenido, pero ésta vez, no quería saltar. Pienso en éste amanecer y me inunda una sensación de calor.

Sigo solo, sigo sin demasiadas ganas de vivir y sigo sintiendo a necesidad de castigarme hasta la muerte el cuerpo, pero no quiero saltar. Ningún fantasma me convencerá de ello, no saltaré. Tampoco me dejaré consumir por la desgracia, ni tampoco lucharé por "superar" los acontecimientos que me han llevado hasta ésta situación. El frío aliento del cuchillo recorrerá mi piel, como una danza sensual que extasiará mi cuerpo hasta necesitar que el cuchillo me corte; Sangrar, retorcerme, evadirme, hacer el amor con el cuchillo hasta matarme de placer; Llorar, sumirme en un sueño tranquilo y dejar de ser por siempre infeliz; Recrearme en el olor de mi cuerpo, mi sudor y mi sangre y alcanzar el mayor sosiego con la paulatina parada del corazón. Cerraré los ojos y sonreiré.

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