miércoles, 20 de febrero de 2008

El niño perdido


Te perdía todas las noches así que te reinventaba cada mañana.

Hice del tacto de todas las manos del mundo el tuyo y dejé que tus ojos me persiguiesen desde todas las miradas.

Te lloré en todas las historias jamás escritas y acerqué mis manos hacia todas las pantallas, donde siempre estabas tú, alejándote, perdiéndote cada noche para reinventarte todas las mañanas.

Con cada trago de dulce vino te hice el amor y deseé estar por siempre borracho.

Recordé tus abrazos para que fuesen lo único que me vistiesen y le puse tu voz a todos los sonidos para hacer de éste mundo el lugar más maravilloso.
Tatué todas nuestras vivencias para que siempre estuviesen a flor de piel y convertí mi habitación en tu cuerpo para que me lleves siempre en el vientre.

Desterré mi alma para que fuese tu ángel.

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