jueves, 27 de diciembre de 2007

La consulta


Alguien cambió mis ojos en la noche. Esta mañana, frente al espejo, no eran mis ojos los del reflejo; Mis ojos no miran así, mis ojos no transmiten crueldad, ni malicia, ni saña, ni ríen salvajamente con cada mal pensamiento que tengo. Alguien robó mis ojos mientras dormía.

Todo el dia que me duelen, me lloran, me irritan; Intento frotármelos con las manos y éstos rugen, se apartan, protestan al menor intento de cuidarlos. Rechazan el agua, como si ésta fuese veneno. Esta mañana, estaban rojos e irritados, hinchados y llorosos y se lanzaban hacia un pequeño corte que tengo en el brazo; Cuando he apartado la vista, asustado por el comportamiento psicótico de mis ojos, éstos han destrozado el espejo. No me he dado cuenta inmediatamente, he despertado como de un pequeño sueño consciente en el suelo; Mis ojos gruñían y tenía la frente cubierta de sangre. Rodeado de trozos de espejo mis oídos protestaban, dirigían sus quejas contra mi cabeza, los dos discutían sobre cómo acabar con tan problemáticos ojos, que esto no podía seguir así por mucho tiempo. Ciego o sordo me han dicho. Suerte que mi boca ha estallado en uno de sus, últimamente demasiado habituales, ataques de ira y los oídos por fin han callado.

La fijación por la sangre de mis ojos me tiene muy preocupado. He vendado el corte en mi brazo pero no ha bastado, han podido convencer a mis manos, bastante seducibles hacia el tacto de lo escabroso y morboso, para que éstas se deshicieran del vendaje; Y mis ojos, fieros, rugientes y sedientos de violencia no apartan la mirada de la sangre. Mis manos, completamente pervertidas arrancaban lentamente y durante todo el día las crostas para que el corte siguiese sangrando. Manos y ojos llevan un día entero recreándose en mi sangre y mi boca empieza a preguntar por su sabor. Tengo miedo.


Cordialmente,

Ewan Mooney


Estimado Sr. Mooney,

He estudiado su caso con la más absoluta determinación y no he llegado a una conclusión científicamente satisfactoria. Sin embargo, dado que acabo de contratar a un fantástico cocinero chino, le ruego acuda esta noche a cenar a mi casa. La contratación de mi nuevo cocinero no es el motivo, deje que me explique; Acostumbrado como está a la elaboración de los más extravagantes platos, el cocinero chino por supuesto, no usted, creo oportuno que éste acabe con el problema de sus ojos cocinándolos para usted y satisfacer así las demandas de sus oídos y la curiosidad de su boca. Huelga decir que puede comer usted con las manos y así satisfacer también a sus manos tan proclives al tacto de lo morboso.

Estoy más que convencido que ésta será una buena solución para su problema ocular.



Atentamente,

Dr. Alfred Eyefish

No hay comentarios: